Si el fin de semana anterior, nos animábamos a afirmar que el oficialismo libertario se encontraba en estado de shock, siete días después, con el resultado electoral de la provincia de Buenos Aires en sus alforjas y con el devenir de las rutinas de los días hábiles posteriores, podemos afirmar que las respuestas político institucionales del mundillo violeta parecen una especie de juego de repeticiones donde se actúa de la misma manera, sin modificaciones y sin tener en cuenta las novedades. En el mileismo se aplica aquella vieja máxima futbolera que dice que “equipo que gana no se toca” y, de alguna extraña manera, el binomio gubernamental imagina que las formas y los modos que le garantizaron el éxito electoral en 2023 resultan aplicables dos años después. El problema es que los rivales también juegan. ¿Negación o carencia desde las necesidades? En las líneas que vienen trataremos de desentrañar esta primera pregunta inicial. Queridos lectores, estimadas lectoras, pasen y vean. Entren a mi pago sin golpear.
El resultado electoral de la provincia de Buenos Aires terminó actuando como una especie de gran ordenador de la política nacional. Más allá de la realidad bonaerense, de cómo quedan conformados el Congreso y los Concejos Deliberantes de cada municipio, la contundencia de una diferencia de 13 puntos a favor del peronismo modificó una serie de comportamientos que se proyectaron a buena parte del entramado político nacional.
Hasta acá, a exactas seis semanas de las elecciones de medio término que reformará el parlamento nacional, Axel Kicillof surge como el ganador más resonante de la disputa ante propios y extraños: con el apoyo de intendentes apostó por la separación de las elecciones, insistiendo con la idea de una campaña provincializada (cosa que efectivamente no sucedió) y de paso, de manera indirecta, terminó legitimando una gestión que lejos está, según el voto de la mayoría de los bonaerenses, de convivir en una provincia que sufra un baño de sangre.
El mileismo, portador de mandíbula de cristal, recibió un golpe al mentón que lo dejó en estado grogui (hoy estamos algo deportistas con las analogías), lo cual quedó reflejado no sólo en los rostros de sus principales dirigentes, sino también en los de sus voceros comunicacionales en la cobertura electoral dominguera.
Con el triunfo de hoy queda confirmado que en Argentina hay otro camino y hoy empezamos a recorrerlo.
— Axel Kicillof (@Kicillofok) September 8, 2025
Sabemos muy bien la responsabilidad que nos toca, que no alcanza con criticar ni con oponerse. Durante meses nos dijeron que arrasaban, que iban a pintar la provincia de violeta… pic.twitter.com/kBQISJamQh
El “virtud y fortuna” maquiavélico pudo leerse en redes como una especie de síntesis del momento político del ex ministro de economía ya que, a pocos días de las elecciones nadie imaginaba, ni en el peronismo ni en el mundillo violeta, una diferencia de más de un millón de votos, lo cual se activa como una especie de instrumento de desgaste para el tiempo que se viene.
Con los números conocidos, en la noche del domingo Javier Milei apareció en pantalla con un discurso que, inicialmente y por unos pocos segundos, tuvo mucho de racionalidad política: dijo que había que aceptar el resultado electoral pero que la novedad venía de la mano de que el peronismo había puesto sobre la mesa toda la potencia de su maquinaria electoral. Y hasta allí llegó cierto intento de comprensión ya que luego prometió no retroceder ni un centímetro en su propuesta de gestión.
Con el devenir de la semana la conducción libertaria pareció ofrecer más de lo mismo. Quebrados internamente, con la expectativa frustrada de parte de Santiago Caputo de poder revitalizar su figura, el oficialismo anunció la reinstauración del Ministerio del Interior para favorecer el diálogo político con los gobernadores, la creación de mesas políticas (ya existentes) para el desarrollo de la campaña electoral de los próximos 45 días y publicó los vetos correspondientes para las leyes del financiamiento universitario, de la emergencia pediátrica y de los aportes del tesoro nacional.
El enojo se hizo escuchar en todas las partes afectadas y de alguna forma preanuncian una última semana de este invierno 2025 con plazas y calles desbordadas por una ciudadanía muy acostumbrada a estas lides de las protestas callejeras, donde el encuentro con el otro resulta una especie de reivindicación vital.
El @CINoficial, el Frente Sindical de Universidades Nacionales, la @laFUA y profesionales del @HospGarrahan acordaron confluir en una gran manifestación nacional el día que la Cámara de Diputados trate los vetos a la leyes de emergencia pediátrica y financiamiento universitario. pic.twitter.com/1RWymAcZUn
— CIN (@CINoficial) September 11, 2025
Para completar la malaria libertaria, el frente parlamentario y judicial no parecen otorgar tregua de ningún tipo. Mientras la Comisión por el caso $Libra citó a la Secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, para que concurra a brindar explicaciones por su involucramiento en el caso, en la investigación por las coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad, el otrora aliado Fernando Cerimedo reconoció en sede judicial que el ex funcionario Diego Spagnuolo le había comentado “en cuotas” las circunstancias de la corrupción existente en su área. El accionar judicial posterior derivó en un viernes de novedades inquietantes.
Junto con ello, el debut del nuevo / viejo ministerio no pudo ser más opaco. Tres gobernadores (sí, tres) se sentaron inicialmente a la mesa de supuesto diálogo: Leandro Zdero (Chaco), Alfredo Cornejo (Mendoza) y Rogelio Frigerio (Entre Ríos) aparecieron como una especie de avanzada legitimadora de un proceso que atenta contra sus propios intereses y que tiene más que ver con las alianzas construidas en cada uno de esos territorios de cara a las elecciones, con las consiguientes promesas de arbitrariedad en el reparto de fondos, antes que con el dar a cada uno de los 24 gobernadores lo que corresponde por ley.
Un comentario como al pasar: cuidado con imaginar figuras opositoras consolidadas en ciertos enojos. Si a este analista se le permite el desarrollo de su ludopatía congénita, apuesta un café (los presupuestos vienen siendo algo escasos) a que esa mesa de mandatarios provinciales aparecerá algo más ampliada con el correr de los días ya que resulta una de las máximas aspiraciones ejecutivas para poder, de paso, blindar los vetos de los últimos días. Menuda tarea para el flamante ministro Lisandro Catalán.
En el marco de la Mesa Política Federal junto a los ministros del Interior @catalanlisandro y de Economía @LuisCaputoAR, nos reunimos con los gobernadores @alfredocornejo (Mendoza), @frigeriorogelio (Entre Ríos) y @LeandroZdero (Chaco).
— Guillermo Francos (@GAFrancosOk) September 11, 2025
Dialogamos con el ánimo de buscar caminos… pic.twitter.com/RLUX0G2K1M
También debe decirse que el resultado de la elección bonaerense potenció una serie de realineamientos que excedieron al protagonismo de los peronistas y libertarios que participaron de la misma. Desde la misma noche del 7 de setiembre los referentes sintetizados en el espacio de Provincias Unidas, salieron a cuestionar la figura del presidente pidiendo más diálogo y coso: Maximiliano Pullaro se dio por enterado que Milei grita, Martín Llaryora descubrió que “las familias no llegan a fin de mes”, Juan Schiaretti, candidato a diputado y amigo de Mauricio Macri comenta vía redes que “hoy estamos viendo hachazos que golpean a los trabajadores” y Gustavo Valdés, que hasta hace semanas negociaba por un acuerdo con La Libertad Avanza para las elecciones ejecutivas en Corrientes, se despachó en la tarde del viernes con la afirmación de que “está cansado de viajar a Buenos Aires y de que lo atiendan funcionarios de tercera línea”. Toda una representación sintomatológica del tiempo político que vive el mundo violeta y sus ex aliados.
El caso de Maximiliano Pullaro no deja de resultar digno de mención. Mientras trata de usufructuar el éxito de una reforma constitucional que lo habilita para participar por su reelección, recrudeció su avanzada discursiva contra el kirchnerismo. En línea con el lema libertario de campaña “Kirchnerismo Nunca Más”, salió a la palestra pública a declamar que el espacio conducido por Cristina Fernández de Kirchner jamás volverá al poder: dime de qué presumes y te diré de qué careces.
¿Será que la novedad de los últimos días rompe con la hipótesis de un escenario de tercios en la elección santafesina, apareciendo en el horizonte una circunstancia de polarización donde aquellos que se opusieron desde el día uno al modelo libertario se vean favorecidos a partir del evidente deterioro? Ampliamos nuestra duda: ¿para qué revitalizar políticamente a aquellos que están muertos? Dudas inquietantes.
A poco más de veintiún meses de gestión libertaria, las balas (y no son las de José Luis Espert) entran por todos lados: crisis económica, el precio del dólar sostenido a golpes de arrebatos financieros, sospechas de corrupción con la consecuente actividad judicial, debilidad institucional intrínseca y un proceso electoral en ciernes que tiene como antecedente una serie de fracasos en las distintas elecciones provinciales que ya se realizaron.
En el contexto anteriormente descrito el Gobierno ofreció más de lo mismo como salida a las varias crisis que enfrenta. La pregunta cae por su propio peso: ¿podía imaginarse otro tipo de respuesta desde su coyuntura de extrema debilidad, habiendo roto todos los puentes de comunicación política? Cuesta creer que otra respuesta era posible.
(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez