Domingo, 08 Septiembre 2024 08:54

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“No tan distintos” - Sumo

Más allá del fulgor de las últimas horas en la disputa entre Cristina Fernández de Kirchner y Javier Milei, la semana política se fue construyendo en el plano nacional con el desorden ya tradicional del mundo libertario y en el ámbito comarcal, con la efectividad institucional del pullarismo santafesino, que logró dar media sanción a una reforma jubilatoria que ha sabido juntar el rechazo de todo el espectro sindical y de ciertos sectores del mundo judicial. Subyace como síntesis el problema jubilatorio en ambas administraciones: en un caso por la represión a los que reclaman por una mejora en sus haberes y en otro porque el proyecto de ley cercena (más allá de ciertas voces oficiosas) no pocos derechos del conjunto de trabajadores pertenecientes a la plantilla del Estado. Pero en definitiva, más allá de las urgencias y como forma de análisis de lo que se dice como argumentos justificadores, ¿qué separa y que une a ambas administraciones? Pasen y vean. Sean todos y todas bienvenidos.

De alguna forma, a ambos proyectos políticos los unen tres factores que se hicieron presente durante el 2023 electoral:

1. Las virtudes propias de los candidatos. Mientras el actual presidente, más allá de sus modos, supo captar un malestar social evidente con las formas tradicionales de la política; Maximiliano Pullaro pudo convertirse en un líder que aglutina tras de sí, corrientes ideológicas que, supuestamente, expresan no pocas diferencias. En el espacio triunfador de setiembre conviven socialistas, amarillos y radicales en una simbiosis que sólo la capacidad del hombre oriundo de Hughes, hasta ahora parece sintetizar.

2. El peronismo deslegitimado. Las promesas incumplidas y el consiguiente fracaso de las gestiones resultaron campo orégano para los triunfos opositores, tanto en el plano nacional como en el provincial. En muy resumidas cuentas, la insatisfacción económica en el primero y a lo que se suma la gravosa situación de la inseguridad en el segundo, actuaron como base de sustentación de proyectos políticos que, a lo lejos y en la previa, parecían no tener punto de encuentro.

3. Clima de época. Existe un evidente (pero parcial) revival noventoso, donde cierta estatalidad aparece cuestionada. Hace treinta años, como en tantas cosas, el recurso discursivo resultaba mucho más simplista: el Estado gestionaba mal y debía reducir sus funciones. Por los tiempos que corren, las cosas resultan más complejas.

En el caso de los libertarios, Milei resultaría una especie de topo que viene a destruir esa empresa criminal llamada Estado y todo lo que tenga que ver con él debe desaparecer. Para el oficialismo santafesino en cambio, el Estado es central para el desarrollo de la comunidad, pero no deja de intentar fortalecerse con una serie de imposiciones hacia los trabajadores de la administración que, de alguna manera, en los tiempos que corren, portarían consigo una especie de pecado original. La no renovación de contratos en varios sectores, el cierre de paritarias por decreto con el gremio docente y el remanido recurso del ausentismo como condicionante de una buena gestión, complementan el cuadro.

Pullaro, a diferencia de Milei, no porta con un discurso violento, pero sí apunta contra la deslegitimación del otro. Si los jueces le cuestionan la reforma jubilatoria y el escandaloso manejo de los pliegos para cubrir cargos en la Justicia, les anuncia que “ya no tienen coronita” y le da amplificación mediática a que la audiencia pedida por los integrantes de la Corte Suprema de Justicia de la provincia, será otorgada a las 7.30am de un domingo.

Algo parecido sucede con el conjunto de dirigentes sindicales que han cuestionado la gestión y el manejo de las paritarias. Todo ello sazonado con el ya histórico silencio cómplice de la corporación mediática que, al igual que ciertas organizaciones partidarias, hacen uso y abuso de la doble vara.

Un buen ejemplo de lo anterior se circunscribe al éxito alcanzado en el tratamiento de las leyes en el Congreso provincial. Si a la gestión de Omar Perotti le demoraron no menos de dos años en aprobarle la emergencia en seguridad, al actual gobernador, con varios legisladores que integraban el cuerpo en el período anterior, le dieron el visto bueno en pocas semanas.

Lo sucedido con la reforma previsional no deja de ser sintomático. Ideada por el conservador Jorge Boasso, hombre que ha sabido construir su vida profesional estando de los dos lados del mostrador, como agente fiscal de la AFIP y como concejal rosarino, con el consecuente respaldo de la justicia local; los santafesinos asistimos a una puesta en escena digna de cualquier buen dramaturgo que se precie, al informarnos que se había creado una comisión, integradas por funcionarios, legisladores y sindicalistas, la cual revisaría la necesidad de la reforma a los fines de reducir el crónico déficit de la caja.

La comisión cumplió con los plazos previstos, habilitó unas pocas audiencias para escuchar a distintas partes y llegó a la misma conclusión que el Poder Ejecutivo. Casualmente, en pocas semanas el oficialismo presentó un proyecto que le modifica la vida a varios centenares de miles de santafesinos y, en exactamente ocho días, obtuvo la aprobación de parte de la Cámara de Senadores, esperando que, la próxima semana, se convierta en ley a partir del sí en diputados. Tratamiento express que le dicen, con el congreso cerrado y los trabajadores que se movilizaban para protestar demorados en la ruta. Sabrá el altísimo qué pecado habían cometido. Toda una postal.

El caso viene a cuento de cómo se institucionalizan ciertas transformaciones cuando las mayorías legislativas acompañan y relativiza aquella (vieja) acusación de ser una escribanía que recibía el Congreso Nacional en los tiempos de la década ganada cuando se ampliaban derechos. No son pocos los quejosos de aquellos tiempos, políticos y mediáticos, que hoy parecen mirar para otro lado.

 

En su construcción de sentido, Pullaro parece imitar a Milei en la utilización de ciertas mentiras. Dos de los últimos días: afirmó sin sonrojarse que a los docentes no se le ampliaba el plazo de permanencia en “el sistema”. Sería interesante que el gobernador se informara de qué le sucederá a aquellos que, por los beneficios del 2 x 1 (derechos y no privilegios), podían jubilarse antes de los 60 años y ahora, deberán permanecer un par de años más en las escuelas.

La otra mentirilla refiere a haber definido al AMBA como una zona económicamente improductiva. O al ex ministro de Seguridad lo tele transportan cuando viaja a Buenos Aires o, como hacen los chicos, lo hace con los ojos cerrados ya que si no lo veo, no existe.

Es evidente que detrás de esa afirmación está el intento del gobernador de convertirse, antes que nada, en el representante de los sectores de la Pampa gringa que siempre ven con desdén al conurbanismo bonaerense. El triunfo libertario de noviembre puso en duda, a partir de su contundencia a lo largo y ancho del país, la idea de la prevalencia electoral de esa provincia, a la vez que trata de comenzar a diferenciarse de un tal Axel Kicillof.

Con el agradecimiento al Estado nacional por la ayuda recibida en materia de seguridad como norte, el oficialismo local parece omitir reclamos que, en su momento, eran la síntesis más perfecta del centralismo porteño. El silencio de radio respecto de temas como subsidios para el transporte, el no pago de la ya histórica deuda del Estado nacional en materia de la caja previsonal (se habla de unos $800.000 millones de pesos) y, la novedad de esta semana del ministerio de Justicia de la Nación que denuncia los convenios pre existentes con la provincias a los fines del cobro de impuestos de sellos, patentes y multas por parte de los registros del automotor, superando con creces en su proyección los $100.000 millones anuales, ponen en un lugar poco entendible a la administración provincial.

Si se analizan los tópicos libertarios sobre el Estado y se los cruza con las definiciones de las autoridades provinciales, más allá de ciertas coincidencias, radica allí una contradicción de grado que supone que en algún momento quedarán expuestas de manera mucho más cruda.

Si la voz de Pullaro, y nos referimos al gobernador en exclusiva porque somos conscientes de que al interior de Unidos, socialistas y amarillos no tienen la misma idea del Estado, pretende convertirse en una opción que supere los límites de la bota santafesina, habrá que ver cómo acomoda el cuerpo a una situación donde el modelo de desarrollo impuesto a nivel nacional, poco tiene que ver con el entramado productivo de las pequeñas y medianas empresas de la región, más allá de las celebraciones de ocasión por la adhesión al RIGI, que en el largo plazo, sólo traerá beneficios exclusivos para las empresas que inviertan y no para el conjunto de la comunidad.

Entre lo que representa Javier Milei y Maximiliano Pullaro existen diferencias. Pero tal vez no sean tan profundas como para establecer disputas de fondo que, por ahora, nadie quiere llevar adelante la gestión política de estos tiempos. Creen los protagonistas que ya llegará el momento para las diferenciaciones. Vale preguntarse si no será muy tarde.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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