El reciente descubrimiento de yacimientos del llamado shale gas en la provincia de Neuquén pone a la Argentina a las puertas del potencial autoabastecimiento energético, y la ubica en una posición de privilegio en un rubro en pleno surgimiento y con implicancias decisivas a nivel mundial
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Alrededor de un mes atrás un artículo del diario "La Nación" planteaba irónicamente que Argentina no sólo aparece en los rankings de fútbol, sino ahora también en los informes sobre posesión de shale gas en el mundo.
Más allá de cierta sobresimplificación del asunto y de la sensación que por momentos puede quedarle al lector de que se intenta restar importancia a un tema vital para el bienestar de una nación como es el de los recursos energéticos, cabe destacar que, tal como afirma el artículo, Argentina se posiciona apenas por debajo de dos potencias –Estados Unidos y China– en materia de este recurso considerado no convencional, el cual se concentra en el sur del país y en el norte, al este del Altiplano argentino.
El shale gas es una forma de gas natural producido en base a un tipo de roca, por muchos desconocido, llamada esquisto. También es llamado "gas de arcillas compactas". De este mineral se pueden derivar una serie de productos como por ejemplo el aceite de esquisto, el cual es similar al petróleo, pudiendo sustituirlo en buena parte de sus aplicaciones.
Este recurso se ha vuelto una fuente de gas natural de creciente importancia en la última década, de la mano del agotamiento de los recursos minerales convencionales. Hablamos de un recurso del cual Argentina es poseedora potencial de vastas cantidades. Sin embargo, se sabe que su explotación, pese a ser posiblemente rentable, es mucho más compleja y costosa en un contexto de precios de petróleo estables o bajos. En cambio, en un marco de la suba del precio del crudo, por encima de los costos actuales, su explotación puede convertirse en un negocio lo suficientemente rentable como para producir para el autoabastecimiento- en el caso argentino- y, además, para su venta.
Existen otros yacimientos potenciales en países como Canadá, en algunas zonas de Europa y Asia (ver el Mapa de distribución estimada de recursos más abajo) sobre los cuales el Departamento de Energía de los Estados Unidos ha puesto el ojo desde hace al menos tres años, período en que comenzaron a circular los primeros informes acerca de la existencia y potencial de este mineral entre los principales emporios petroleros del mundo.
Recientes estudios afirman que el incremento de la producción de shale gas posibilitará en el futuro a países como Estados Unidos y Canadá contrarrestar los excesos en la suba de los precios del gas natural proveniente de Rusia y el Golfo Pérsico, dato que sin dudas marca un punto importante en materia de juegos de poder internacional. Podríamos pensar incluso que la explotación de este recurso, así como su posicionamiento a niveles importantes en el mercado podría diluir la presión ejercida por la dependencia en el suministro de países como Rusia, como es el caso de la Unión Europea. El alcance estratégico de su posesión parece claro.
Pese a que este producto ha sido producido por más de cien años en los yacimientos de los Apalaches (al norte de los Estados Unidos) y en Illinois, su producción nunca había sido lo suficientemente rentable como para hacer despegar al sector. Con el incremento en los precios del gas natural en los últimos años, así como los avances tecnológicos exponenciales que se han dado en materia de fracturamiento hidráulico (la inyección de fluidos de fractura en un pozo de extracción con el objeto de quebrar formaciones rocosas) y extracciones horizontales (la excavación de pozos de forma horizontal), el desarrollo de esta actividad ha comenzado a volverse más rentable con proyecciones positivas a futuro.
¿Cómo y Por Qué en Argentina?
Desde hace algunos años el gobierno de la Nación Argentina lanzó un programa desde el Ministerio de Economia y Finanzas Públicas denominado "Gas Plus". Dicho programa ha estado destinado a las empresas en general con el objetivo de "[i]mplementar un mecanismo de incentivos que fomente las inversiones necesarias para incrementar la producción gasífera del sector privado, en exploración y desarrollo de nuevos prospectos gasíferos".
Este impulso a las inversiones y al incentivo tecnológico –y esta es la parte que no se destaca en nuestro articulo arriba citado– ha posibilitado el análisis y estudio de alternativas energéticas como la que discutimos aquí, en el marco de la cual hace un mes atrás YPF anunció el hallazgo de petróleo en un yacimiento llamado Vaca Muerta, ubicado en la cuenca neuquina, el cual representa el 35% de las reservas locales de la empresa. Los recursos allí descubiertos incluyen también reservorios de shale gas –el primer gran descubrimiento de su tipo fuera de los Estados Unidos– y allí se utilizará por primera vez en toda América Latina nuevas tecnologías destinadas a su exploración y extracción.
¿Cómo es posible? El "secreto" de este tipo de extracciones se basa en un sistema de fracturamiento de rocas horizontal, el cual se distingue del convencional que es vertical y que básicamente consiste en la succión de los reservorios en las llamadas "rocas almacén". Debajo de ellas, en ocasiones en una ubicación paralela se hallan las "rocas madres". Es así que para los casos que requieran extracciones horizontales se utiliza tecnología direccional que permite sondear el subsuelo hasta alcanzar la "roca madre" y realizar la extracción.
Lo Que Viene
De continuar incrementándose los precios del gas natural en el mercado internacional y acortándose la brecha de análisis costo-beneficio entre este y el shale gas el ultimo podría volverse aún más rentable y acercar a la Argentina a una mayor independencia energética.
Asimismo, el avance de este tipo de descubrimientos a lo largo del mundo podría abrir un interesante juego de poder y movimiento de piezas en el escenario mundial, en que países del continente africano, competidores de los Estados Unidos –como China– o países generalmente opacados por las grandes potencias –como Polonia, que se estima es el poseedor potencial más grande de toda Europa– quizá vean cambiadas las reglas del juego, abriéndose nuevas posibilidades no sólo para el bienestar de sus pueblos sino también para la proyección de posiciones de poder y mayores márgenes de maniobra en la arena internacional.
(*) Analista Internacional de la Fundación para la Integración Federal
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