Tres temas distintos y sin conexión entre sí dejan lecciones a analizar. El levantamiento de la suspensión de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, la cuestión de la negativa a reprimir la protesta social y los festejos por el Día de la Bandera marcan puntos altos en el camino de construcción política del gobierno que no pueden ser menospreciados.
La semana anterior ha dejado varias enseñanzas en términos políticos. Tal vez podríamos llamarla la semana de las lecciones, ya que se sucedieron varios hechos que deberían dejar un claro aprendizaje para quienes cuestionan aquello que resultan, las mejores decisiones del actual gobierno nacional. Como siempre suele ocurrir en estos casos, quedan temas abiertos para el análisis.
Lección 1
La semana se inició con el fallo de la Corte Suprema de la Nación respecto de la Ley de Servicios Audiovisuales. Por unanimidad, los supremos definieron, ya no quien tenía la razón a la hora de la instrumentalización de la ley, sino que dieron una verdadera lección de teoría política a la sociedad argentina, en especial al conjunto de actores públicos y privados que se muestran opositores a la flamante norma. La prestigiosa corte definió que un legislador, (Enrique Thomas, Peronismo Federal) sea que invoque la calidad de simple ciudadano o de representante del pueblo, no tiene atribución (legitimación) para reeditar ante el Poder Judicial un debate que perdió en el Congreso. Si el legislador estima que sus derechos a participar en el debate y sus inmunidades fueron violadas, sí puede presentarse en la Justicia, pero ello no puede llevar a un juez, razonablemente, a suspender la aplicación de toda la ley. Para la Corte, la solución que adoptó el juez no es proporcional al daño que eventualmente podría haber sufrido Thomas. Ante semejante contundencia, la mejor ocurrencia de algunos fue recordar que la norma sigue suspendida también en Salta y en Córdoba y no faltó el analista que pusiera en duda la dependencia política del máximo tribunal con el Poder Ejecutivo Nacional. Lástima que no se tuvo en cuenta que 24 horas después la misma Corte fallaba en contra de los embargos que lleva adelante la AFIP sin la intervención judicial pertinente y que el día domingo 20, la Dra. Carmen Argibay hacía un cuestionamiento público al accionar de la ANSES.
Lección 2
El devenir semanal continuó con lo que parece ser un nuevo caso de gatillo fácil, pero esta vez ya no en la provincia de Buenos Aires sino en uno de los más emblemáticos puntos turísticos del país: San Carlos de Bariloche. La muerte de un chico de 15 años que no habría estado cometiendo ningún delito, aparentemente a manos de la policía rionegrina, derivó en una marcha de protesta al centro mismo de la hermosa ciudad sureña, que a su vez fue fuertemente reprimida con el saldo de otros dos civiles muertos y un tembladeral institucional que derivó en la salida de los máximos jefes policiales de la provincia.
La situación viene a cuento de aquellas posturas que piden represión para los reclamos sociales. Algo de eso se intuía con la petición de sectores opositores y de buena parte de la sociedad que solicitaban que el corte de ruta de Gualeguaychú cercano al límite con Uruguay, se terminara de cualquier manera, sobre todo luego del fallo salomónico de la Corte de La Haya. La combinación de firmeza política para evitar la represión física, más la decisión del gobierno nacional de llevar la causa ante los estrados judiciales demandando a sus activistas, aunado todo ello al clima de desgaste que alcanzó a la protesta del corte de ruta entrerriano, coadyuvaron en una salida que lejos estuvo de potenciar la violencia física y la muerte. Ambos casos no son menores y sirven de ejemplo para poner en situación aquello que, luego de 26 años de democracia argentina, siguen siendo las fuerzas represivas en la Argentina. Pareciera inexorable que la matriz de represión y continúa sigue firmemente consolidada.
Lección 3
Y la semana culminó con lo que fue la fiesta por el Día de la Bandera y el correspondiente homenaje a la vida de Manuel Belgrano en la ciudad de Rosario. Otra vez se vivió un clima de alegría y serenidad en las calles, con espíritu festivo y reivindicación de una simbología que nos une, en este caso la bandera. Pero esta ocasión no fue el número redondo del Bicentenario, no fue la majestuosidad histórica de mayo de 2010, sino que se trató de una nueva celebración de la que los rosarinos nos seguimos apropiando, aunque ahora se vivió en mayor número y color, y que viene a demostrar que, aunque algunos les cueste aceptarlo, los festejos de un mes atrás no fueron una casualidad ni un hecho circunstancial sino que hay una sociedad que tiene la necesidad de reivindicar una historia y un presente y que con sus alegrías, tristezas, posesiones y carencias sigue intentando el sueño colectivo de una vida mejor bajo una misma identidad de la que, afortunadamente, no siente culpa.
El medio año se aproxima y con él ya viene aparejado una forma de balance. La tercer semana de junio se fue y dejó algunas enseñanzas que demuestra la calidad institucional de la Corte que supimos conseguir cuando se nombraron a los jueces actuales; que nos confirma cuanta razón teníamos aquellos que preferimos tolerar la espera por un corte de ruta a tener que lamentarnos sobre la muerte de algunos ciudadanos; y que nos permiten visualizar qué bien hacemos en celebrar una identidad que se reafirma todos los días un poco más. Lástima que no todos tengan los mismos sentimientos ni las mismas intenciones porque en definitiva se trata, como siempre, de poder escuchar todas las voces, de sentirse pleno formando parte de una comunidad y por si fuera poco, de defender la vida.
(*) Lic. en Ciencia Política - Analista Político de la Fundación para la Integración Federal
Para contactarse con el autor haga clic aquí