Martes, 18 Septiembre 2012 14:06

Lazo Roto

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alemania_tribunal_constitucionalEl Tribunal Constitucional de Alemania bien puede haber salvado el euro, pero también puede haber preparado el escenario para el fin de Europa tal como la conocemos. Por BRUCE ACKERMAN y MIGUEL MADURO

 

El Tribunal Constitucional de Alemania bien puede haber salvado el euro, pero también puede haber preparado el escenario para el fin de Europa tal como la conocemos

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alemania_tribunal_constitucionalLa decisión del Tribunal Constitucional Alemán de defender el nuevo Mecanismo Europeo de Estabilidad la semana pasada fue recibida con un suspiro de alivio en todo el mundo. Si el tribunal no hubiese permitido la entrada de Alemania en el tratado que establece un fondo de rescate por 900 mil millones para la zona euro, el pánico resultante podría haber llevado a una verdadera Gran Depresión. Con alza de los mercados bursátiles en las noticias, la canciller Angela Merkel aseguró a su parlamento que "este es un buen día para Alemania, un buen día para Europa". Pero las primeras impresiones pueden ser engañosas. La decisión del tribunal crea grandes problemas, tanto en el mediano como en el largo plazo.

Comencemos por el mediano plazo. Mientras que los jueces confirmaron la vigencia del nuevo fondo de rescate destinado a proporcionar préstamos a los Estados del euro que necesitan ayuda financiera, su opinión pone explícitamente en cuestionamiento algo aún más importante: la reciente decisión del Banco Central Europeo (BCE) de participar en la compra masiva de bonos de países como España o Italia –cuya deuda se estaba volviendo insostenible– a tasas de interés de mercado. Mediante la compra de bonos por parte de terceros, incluidos los grandes bancos, el BCE tiene como objetivo reducir las tasas de interés a niveles aceptables. Su plan para comprar bonos en mercados secundarios también intenta evitar un conflicto directo con el Tratado de la UE, que prohíbe al BCE comprar bonos directamente a los Estados miembros. Sin embargo, antes de implementar este programa, cada Estado deudor debe negociar un "acuerdo de condicionalidad" con las autoridades de la UE en virtud del cual acepte restricciones estrictas para evitar que se generen malas conductas fiscales a futuro.

La iniciativa de compra de bonos del BCE implica una ampliación de sus facultades –que se limitan a la estabilización monetaria– las cuales no autorizan un estilo de intervención al estilo de la Reserva Federal Estadounidense cuyo objetivo es expandir la oferta monetaria. El presidente del BCE, Mario Draghi, reconoció que estas compras a gran escala tendrían un impacto expansivo, pero explicó que eran necesarias para restablecer la confianza en el euro y con ello permitir al Banco cumplir con su misión. Dado que les tomaría mucho más tiempo a líderes europeos el negociar soluciones a largo plazo, la intervención del BCE proporciona la única medida viable a corto plazo para salvar la moneda única.

El dictamen del máximo tribunal alemán, sin embargo, desafía el enfoque de sentido común del BCE respecto de su mandato. A pesar de que el texto del Tratado de la UE no contiene una prohibición expresa, el tribunal declaró que está "más allá de las competencias del BCE adquirir bonos de deuda de los Estados" en mercados secundarios. Si bien esta declaración no jugó ningún papel en el razonamiento del tribunal respecto de la defensa del nuevo fondo de rescate, se proyecta una gran sombra sobre el plan del BCE para comprar deuda estatal. Para empezar, el desafío legal del tribunal al programa de compra de bonos del banco pondrá a Merkel bajo presión doméstica para bloquear los acuerdos de condicionalidad necesarios antes que el banco pueda poner en marcha su iniciativa. Mientras que en la actualidad Merkel parece respaldar el plan del BCE, queda por ver cómo va a capear el temporal.

Peor aún, el tribunal pronto decidirá cuáles son los casos que contravienen directamente la legalidad del plan del BCE de comprar bonos. A menos que los jueces modifiquen la posición que se dieron a conocer en el caso del rescate, se verán obligados a cumplir con su declaración prematura de cuestionamiento a la iniciativa de compra de bonos del BCE. En este escenario, no tendrán más remedio que emitir una orden que exija a Alemania a abandonar el BCE y el euro, una medida que podría poner en peligro a la propia Unión Europea.

Una vez que los mercados financieros reconozcan este riesgo, se verán envueltos por una nube de incertidumbre. Como la reciente opinión de la Corte técnicamente opera como un juicio provisional, lo cual impide cualquier medida cautelar, los jueces deben utilizar su instancia de decisión final para revisar y enmendar su irreflexivo pronunciamiento.

Incluso si el tribunal reconsidera su posición y defiende los planes del Banco, su creciente renuencia a tolerar una mayor integración europea plantea un problema de largo plazo. En alguna ocasión futura, el tribunal también podría encontrar que otras medidas de integración violan la Constitución Alemana. Bajo este escenario, la única manera en que Alemania podría avanzar es a través de una consulta popular. Si esto va a suceder de forma ordenada, el tribunal debe dejar claro de antemano el tipo de medidas que requieren la ratificación del voto popular. Pero los jueces siguen siendo poco precisos sobre este asunto crucial, dejando en la incertidumbre a los líderes políticos respecto de si la próxima ronda de políticas de integración deberá involucrar obligatoriamente a los ciudadanos alemanes en decisiones críticas. Mientras que el tribunal siga sin establecer reglas claras, sus decisiones seguirán alimentando las incertidumbres que están destruyendo el euro.

Cuando sea puesto a prueba, el pueblo alemán podría votar en contra de Europa como lo hicieron los franceses en el 2005 cuando rechazaron el proyecto de Constitución para Europa. Desde entonces, las élites gobernantes han estado implementando soluciones europeas a espaldas de una población cada vez más escéptica respecto de una integración más profunda. Esto no puede continuar durante mucho tiempo. Si los líderes de siguen dando grandes pasos adelante en Europa sin el consentimiento de sus ciudadanos, los nacionalistas van a erosionar cada vez más el apoyo popular al proyecto de integración. Se trata de la amenaza de un círculo vicioso en el que una ingeniería institucional implementada de arriba hacia abajo sólo sirve para aumentar el atractivo de los partidos de extrema derecha cuyo objetivo es destruir el proyecto Europeo.

Al poner en duda la iniciativa del BCE para salvar el euro, sin proporcionar un camino claro respecto de la consulta popular sobre las políticas de unificación futuras, el Tribunal Constitucional alemán está preparando el terreno para el surgimiento de crisis más graves en el futuro. Se imponen límites claros en las soluciones tecnocráticas, pero no se define un camino a través del cual se puede salvar el proyecto Europeo por decisión popular. El tribunal debe usar la primera oportunidad que tenga para ofrecer una salida a este callejón sin salida que ha creado. Cuanto más prolongada sea esta crisis, más difícil será para los líderes de Alemania convencer a sus ciudadanos de continuar por el camino europeo que ha llevado a Alemania al éxito en el período de post-guerra.

 

FUENTE: Foreign Policy 

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