Los republicanos están haciendo de las críticas a Obama por el flojo desempeño de la economía su argumento principal de campaña. Pero ¿es todo culpa del presidente? ¿Cuál es el grado de responsabilidad de los republicanos en la actual debilidad económica de los EEUU?
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¿Alguien se acuerda de la Ley de Empleo? Hace un año atrás, el presidente Obama propuso reimpulsar la economía con una combinación de recortes de impuestos e incremento del gasto, con el objetivo de promover el empleo público estatal y local. Los analistas independientes reaccionaron favorablemente. Por ejemplo, la consultora Macroeconomic Advisers estimó que la ley podría ayudar a crear 1.3 millones de puestos de trabajo para fines de 2012.
Había buenas razones para una afirmación tan positiva. A pesar de que nunca se lo pondera desde el debate político, la experiencia mundial desde el estallido de la crisis financiera en el 2008 ha confirmado abrumadoramente la proposición de que las políticas fiscales "funcionan", que el aumento temporario del gasto sirve para impulsar el empleo en una economía deprimida (y que los ajustes incrementan el desempleo). La Ley de Empleo era justo lo que el doctor había ordenado.
Pero el proyecto terminó en la nada, desde luego, bloqueado por los republicanos en el Congreso. Y ahora, habiendo impedido que Obama implementase estas políticas, esos mismos republicanos se toman de los decepcionantes números de la tasa de desempleo y afirman que las políticas del presidente han fracasado.
Piensen en esto como una estrategia en dos etapas. Primero, obstruir todos los esfuerzos de cualquier tipo para fortalecer la economía, luego explotar la debilidad económica para obtener rédito político. Si esta estrategia suena cínica es porque lo es. Aun así, es la mejor chance que tiene el partido Republicano para ganar en noviembre.
¿Pero están los republicanos jugando realmente este juego tan cínico?
Se podría argumentar que estamos presenciando un genuino debate sobre política económica en el cual los republicanos sinceramente creen que las propuestas de Obama son dañinas y no ayudan a la creación de empleos. Sin embargo, aun si eso fuese cierto, el hecho es que la economía que actualmente tenemos no refleja las políticas que el presidente desea implementar.
De todas maneras ¿creen realmente los republicanos que el gasto gubernamental es malo para la economía? No.
Mitt Romney tiene preparado un spot de campaña en el cual ataca a Obama por la posible implementación de recortes en el gasto de defensa –recortes que, dicho sea de paso, le fueron impuestos al presidente en un acuerdo por parte de los republicanos en la Cámara Baja el año pasado–. ¿Por qué Romney denuncia estos recortes? Porque, según dice, costará puestos de trabajo!
Este es el clásico "Keynesianismo armado" –el planteo de que el gasto del gobierno no genera empleo a menos de que ese dinero vaya dirigido a contratos de defensa, en cuyo caso es la sangre vital de la economía–. Y no, no tiene ningún sentido.
¿Qué hay del argumento que escucho todo el tiempo de que Obama debería haber arreglado la economía hace tiempo? El reclamo sería así: durante sus dos primeros años en el cargo Obama tuvo mayoría en ambas Cámaras del Congreso lo cual le debería haber permitido hacer lo que quiera. Así que, tuvo su oportunidad.
La respuesta corta a esto es, "me están jodiendo".
Para cualquiera que haya prestado atención, el periodo en el cual los demócratas controlaron la dos Cámaras estuvo marcado por un obstruccionismo sin precedentes en el Senado. El filibusterismo, una táctica reservada para raras ocasiones, se convirtió en un procedimiento operativo estándar; en la práctica se hizo imposible aprobar alguna ley sin contar con 60 votos. Y los demócratas tuvieron en sus manos esos 60 votos sólo por unos pocos meses. ¿Deberían haber intentado aprobar las reformas económicas más importantes durante ese corto tiempo? En retrospectiva, si –pero no cambia el hecho de que durante la mayor parte de la presidencia de Obama las políticas fiscales fueron definidas, no por el primer mandatario, sino por el obstruccionismo republicano–.
La consecuencia más importante de ese obstruccionismo, según he argumentado, ha sido la imposibilidad de suministrar mucha de la ayuda necesaria a los gobiernos estatales o locales. Sin esa ayuda, esos gobiernos se vieron forzados a despedir a cientos de miles de maestros de escuela y otros trabajadores, y esos despidos son el motivo más importante de que las cifras del desempleo sean tan decepcionantes. Desde que tocó fondo un año después de la asunción de Obama, el empleo del sector privado se ha incrementado en 4.6 millones de nuevos puestos de trabajo; pero el empleo público, que normalmente crece más o menos en línea con el incremento de la población, ha caído en una cifra que llega a los 571.000 puestos de trabajo.
Digámoslo de esta forma: cuando los republicanos se hicieron con el control de la Cámara de Representantes, declararon que su filosofía económica sería "recortar y crecer" –recortando el gasto del gobierno la economía prosperaría–. Y gracias a esas tácticas de tierra quemada, tenemos actualmente los recortes que pretendían. Pero la promesa del crecimiento no se ha materializado –y encima pretender achacarle ese fracaso a la incapacidad de Obama–.
Ahora bien, todo esto pone a la Casa Blanca en un aprieto. Vivir quejándose del obstruccionismo republicano puede terminar siendo tachado como lloriqueo. No obstante, ese obstruccionismo es real, y casi con seguridad la razón más importante de la actual debilidad económica.
¿Y que sucederá si esta estrategia de obstruir y explotar tiene éxito? ¿Será este el estilo de hacer política que se viene? Si es así, los EEUU habrán recorrido un largo camino hacia convertirse en una ingobernable república bananera.
(*) Premio Nobel de Economía en 2008. Es profesor de Economía y Política Internacional en la Universidad de Princeton. Antes lo ha sido en la de Yale, donde se graduó, en la de Stanford y en el MIT. Desde hace más de una década es columnista del New York Times
FUENTE: The New York Times
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