El gobernador Lifschitz, el viernes en conferencia de prensa, decidió apuntar todos los cañones contra Bullrich y demostrar la intención de mantener el diálogo con funcionarios de más alta escala, llámese Rogelio Frigerio (ministro del Interior). A partir de esto, el gobierno nacional entendió que la discusión llegó a un punto cercano al no retorno y decidió que el tema lo tome el propio presidente.
De esta manera, a partir de las 17, el gobernador se sentará frente a Macri y en lo que será más un gesto de poner paños fríos, ya que el convenio se cerrará entre las carteras de Seguridad. Justamente el punto del conflicto fue la cláusula N°6, anexada a por el ministerio nacional. La misma deja en claro que la Nación podrá tener el control operacional de las fuerzas, y ejercer un control directo de la policía santafesina a partir de requerir información directa del accionar policial.
Rápidamente el gobierno santafesino afirmó que “es inviable desde el punto de vista constitucional”. Más allá de los términos con que se lo caracterice, las pretensiones de la ministra Bullrich indicaban una suerte de intervención en la fuerza provincial. Incluso la discusión se tensó cuando el jueves, horas antes de la segunda marcha Rosario Sangra, la ministra dijo que el gobernador "no quiere asumir el compromiso de depurar y hacer cambios estructurales" en la policía.
Ahora se deberá establecer qué tipo de trabajo conjunto se resuelve, cuántos gendarmes desembarcarán una vez más en la ciudad de Rosario, y por cuánto tiempo. Según se presume, esta tarde habrá fumata blanca.
FUENTE: Rosario Plus
RELEVO Y EDICIÓN: Joel Hernán González