"Mañana por la noche anunciaré, desde aquí, la Casa Blanca, algunas medidas que puedo adoptar para empezar a arreglar nuestro descompuesto sistema inmigratorio", dijo Obama en un video colgado hoy de la cuenta de Facebook de la Casa Blanca.
El mandatario agregó que el viernes viajará a Las Vegas para dar otro discurso en el colegio Del Sol High School sobre sus medidas en materia inmigratoria, que, de acuerdo a distintos medios, también versarán sobre seguridad fronteriza y visas para trabajadores extranjeros altamente calificados.
Obama, quien dijo que el discurso de mañana será a las 20 (las 22 de Argentina), agregó que, aunque todos coinciden en que el sistema migratorio es disfuncional, Washington ha permitido que el problema "supure demasiado tiempo".
"Lo que expondré son las cosas que puedo hacer con mi autoridad legal como presidente para mejorar el sistema, aun mientras continúo trabajando con el Congreso y alentándolo a lograr una ley integral y bipartidista que pueda resolver todo el problema", agregó.
Tras incumplir una promesa de campaña de cambios en el sistema de inmigración, el mandatario demócrata anunció un programa de reforma migratoria durante un discurso en Las Vegas en enero de 2013, poco después de asumir su segundo mandato.
En ese discurso, Obama dijo que la reforma debía permitir la regularización de los 11 millones de personas que se estima viven indocumentadas en Estados Unidos y que iba a beneficiar a toda la economía: a los trabajadores, las empresas y el Estado.
Según escribió hoy el diario The Washington Post, la decisión de Obama de hablar el viernes en el colegio Del Sol High School de Las Vegas busca convencer a los latinos de que su partido está comprometido con resolver el dilema de los millones de "sin papeles".
El secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jeh Johnson, durante un discurso en el National Press Club en Washington, señaló hoy que los decretos que emitirá Obama en materia migratoria "en los próximos días" serán "integrales" y abordarán diversos aspectos, incluida la seguridad fronteriza.
Jeh confesó además estar "decepcionado" por el "carácter volátil" que el asunto ha tomado en la política estadounidense y subrayó la necesidad de reconocer la urgencia de solucionar las fallas del sistema migratorio, informó la agencia de noticias EFE.
El Senado aprobó un proyecto de ley el pasado año, todavía con mayoría demócrata, que quedó estancado en la Cámara de Representes, donde los republicanos ostentan la mayoría desde 2010.
Este año, Obama prometió reformas por decreto para octubre ante la inacción del Congreso, pero luego decidió suspenderlas para no perjudicar a los candidatos demócratas en las elecciones legislativas del 4 de noviembre pasado.
Al día siguiente de los comicios, en los que los republicanos tomaron también control del Senado y ampliaron su mayoría en la cámara baja, el presidente reiteró su promesa de decretos sobre inmigración si el Congreso no actuaba antes de fin de año.
Los republicanos se manifestaron en contra de que el mandatario "actúe por su cuenta" porque consideran que está excediendo su autoridad y advirtieron de que, si adopta los decretos en materia migratoria, dificultará la cooperación en otros asuntos.
Para muchos republicanos, la regularización de los indocumentados supone una "amnistía" para personas que han violado la ley con su permanencia ilegal en el país.
En un comunicado, el vocero del presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, criticó hoy los planes de Obama y subrayó que el propio presidente ya dijo varias veces que no es un emperador y que está limitado en su capacidad de actuación.
"Si el emperador Obama ignora al pueblo estadounidense y anuncia un plan de amnistía que él mismo ha dicho una y otra vez que excede su autoridad constitucional, cimentará su legado de anarquía y arruinará las posibilidades de una acción del Congreso en este y otros asuntos", dijo el portavoz, Michael Steel.
Según comenzó a filtrarse la semana pasada a través de distintos medios, el plan de Obama permitirá que muchos padres de niños que son ciudadanos estadounidenses o residentes legales obtengan permisos de trabajo y eviten así la amenaza de la deportación.
Esa pieza del plan podría alcanzar a entre 2,5 y 3,3 millones de personas, dependiendo del tiempo de permanencia en el país (diez o cinco años) que se fije como requisito para los potenciales beneficiarios.
El presidente evalúa, además, ampliar la protección que ya existe para los jóvenes indocumentados que llegaron a Estados Unidos cuando eran niños y extenderlas también a sus padres, lo que beneficiaría a más de un millón de inmigrantes.
FUENTE: Telam