El lanzamiento de un misil, oficialmente para poner en órbita un satélite, muestra al mundo que Corea del Norte dispone de la tecnología necesaria para lanzar un misil intercontinental, eventualmente equipado de una ojiva nuclear, capaz de atravesar el Pacífico. Un símbolo de las tensiones en esta región de Asia y, seguramente para el régimen comunista, una forma de festejar una transición exitosa. En efecto, el 17 de diciembre, el joven Kim Jong Un asumía las riendas del país tras la muerte de su padre, Kim Jong Il. Un cambio de liderato que no altera la continuación del programa nuclear norcoreano, prohibido por la ONU.

Esta es la receta que marcará el mandato de la primera presidenta de la historia de Corea del Sur. Park Geun-hye, vencedora en las elecciones de este miércoles, ha recibido el respaldo de China para lograr la estabilidad en la zona. Estabilidad que pasa por resolver la disputa abierta con Japón por las islas Dokdo/Takeshima y el conflicto en la dividida península coreana, después del lanzamiento de un cohete de largo alcance realizado la pasada semana por Corea del Norte. Park Geun-hey ha celebrado su victoria electoral rindiendo tributo a su padre, el fallecido dictador Park Chung-hee. El voto de los nostálgicos de su régimen ha sido clave en la victoria de la futura presidenta de Corea del Sur.

La Cámara alta aprobó el pliego por unanimidad, en la última sesión extraordinaria del año. También le dio el visto bueno a la designación de otros nueve diplomáticos.

El buque, retenido desde el 2 de octubre en Ghana, inició el regreso al país tras arribar los tripulantes que viajaron especialmente para acompañar su llegada a Mar del Plata el 9 de enero.

El Gobierno de Colombia y las FARC cumplieron un mes de negociaciones de paz en La Habana, y Jesús Santrich, integrante de la delegación de la guerrilla, dijo que la mesa se mantiene a "un ritmo bueno de discusión", en tono "respetuoso" y recogiendo inquietudes de la sociedad.

El Gobierno de Benjamín Netanyahu ha acelerado los trámites necesarios para la construcción de al menos 5.000 viviendas en asentamientos en Jerusalén Este a pesar de las críticas de sectores de izquierda y de derecha israelíes y de la condena de la comunidad internacional.