Quienes hayan atravesado su adolescencia algunas décadas atrás, recordarán la existencia del programa televisivo “Atrévase a soñar” que conducía el querido y recordado Berugo Carámbula. El entretenimiento consistía en hacer coincidir una doble serie de imágenes que aparecían en un soporte metálico, luego de una fugaz mirada del participante que no excedían los veinte segundos. El premio mayor se obtenía cuando se hacía coincidir a la reconocida marca de sábanas y ropa de blanco. En la semana que se va, la Argentina libertaria supo de varias coincidencias que no son producto de las casualidades sino de las causalidades y que requieren de mucho más que una atenta mirada de unos pocos segundos.
Los primeros días de junio parieron una extraña excepcionalidad: que la calle y el palacio actúen bajo un mismo eje común que los vertebra. Luego de mucho trajinar, la Cámara de Diputados alcanzó un amplio consenso (142 votos a favor, 67 en contra y 19 abstenciones) para cumplir, aunque sea de manera módica, con los reclamos de los jubilados. Habilitó un aumento del 7,2% en los haberes, elevó el bono de $70.000 a $110.000 y reestableció la moratoria jubilatoria (aquí la votación resultó más ajustada de 111 a 100) que habilitaría a que miles de personas que no tienen la edad o los años suficientes de aportes, puedan acceder a una jubilación mínima.
El proyecto que por ahora sólo tiene media sanción y que según la Oficina de Presupuesto del Congreso de la Nación sólo impactaría en poco menos que el 0,2% del PBI, se aprobó en un contexto muy especial. Con el adelanto presidencial de que cualquier novedad legislativa que modifique las finanzas será vetada, la movilización de los jubilados de cada miércoles en esta oportunidad fue acompañada por diversos actores de la vida social del país: en esta oportunidad el colectivo Ni una menos (que inteligentemente corrió su recuerdo en las calles por aquel 3 de junio de 2015 para un día después), los sectores afectados por el desfinanciamiento estatal en el área de discapacidad y los trabajadores del Garrahan le pusieron masividad al encuentro.
Prórroga de la moratoria previsional.
— GERMAN MARTINEZ (@gerpmartinez) June 5, 2025
Aumento del bono.
Incremento a jubilados en todas las escalas.
Emergencia en discapacidad.
Emergencia para las zonas afectadas por inundaciones en Buenos Aires y Santa Fe.
??? pic.twitter.com/GxyYw3pCIw
Con el dato chiquito, pero a la vez enorme de un alta parcial para el fotógrafo Pablo Grillo, el Protocolo Anti piquetes de Patricia Bullrich tuvo que ser guardado para mejores ocasiones al igual que las balas, los carros hidrantes y las ganas de violencia que portan las fuerzas de seguridad en los días que corren. Como en cada 24 de marzo, como en las movilizaciones de las centrales obreras y en las de la lucha por el financiamiento por la educación superior, el encuentro del miércoles 4 de junio sirvió para emular la defensa de los más grandotes en la disputa entre chicos, reflejando los límites de cierta normativa libertaria que pretende que la calle sólo es transitable de a uno y lejos de cualquier formato colectivo.
De alguna forma la foto del tablero con los números de la aprobación en la Cámara Baja, trae consigo varias cuestiones para señalar:
- El acuerdo entre los bloques de Unión por la Patria, el Frente de Izquierda, la Coalición Cívica, Encuentro Federal, Democracia para siempre e Independecia, los nombres propios de algunas abstenciones y el número de ausentes, dejan la puerta abierta para un escenario donde el veto presidencial pueda ser revisado con las dos terceras partes de los miembros presentes. Los nueve votos del macrismo que se abstuvieron, ya no serán vistos con tanto desdén por el oficialismo.
- El veto enfrenta el riesgo de tener un doble efecto negativo para el mundo violeta en un año electoral: al cuestionamiento social por negar el aumento, se le podría agregar una derrota institucional que se ha comenzado a cocer a fuego lento.
- La relevancia de los gobernadores. A los fines de frenar el proyecto en el Senado, pero más preocupado por lo que pueda suceder en el día posterior al hipotético veto, el oficialismo convocó a una reunión para el lunes 9 a los mandatarios provinciales con el Jefe de Gabinete de la Nación Guillermo Francos: de paso, el ex casta deberá escuchar las quejas de los hombres llegados allende la Gral. Paz, dado que las trasferencias de los aportes se han reducido considerablemente en las últimas semanas.
En relación con lo anterior, el último jueves el funcionario tuvo un adelanto de quejas santafesinas cuando en la muestra Agroactiva, el gobernador Maximiliano Pullaro señaló una serie de reclamos ante ciertos olvidos antojadizos de la administración central. De alguna forma lo de nuestro coterráneo no dejó de ser una especie de sobreactuación que llega tarde y mal: quejarse por la importación de maquinarias usadas dada la antigüedad del decreto que le dio vida y exigir por el estado calamitoso de las rutas nacionales y la falta de gestión en el área, habiendo habilitado la motosierra a través de no pocas claudicaciones para los intereses de los santafesinos, se parece, cuanto menos, a un error de cierta miopía política para ser indulgentes.
Borradas de la escena político – mediática local, las desgarradoras preocupaciones por los subsidios al transporte y por el pago de la deuda que el Estado santafesino supo litigar (y ganar) ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, inteligentemente el gobernador Pullaro insiste sobre la idea de defender a la provincia por su perfil productivo. El problema es que lo hace parcialmente ya que pareciera que sólo importa lo que suceda en el mundo del sector primario y sus actividades conexas, sin prestarle demasiada atención al deterioro de empresas como General Motors, Acindar o Celulosa y sus consecuencias productivas y sociales en la región.
Pero el “Alcoyana Alcoyana” de las coincidencias políticas tuvo otros capítulos. El odio y sus consecuencias no deseadas (¿no deseadas?, ja! contate otro analista cincuentón) nos trajeron la novedad de un niño de siete años asesinado por las balas de un policía federal que en una situación de robo y de civil, no tuvo prurito alguno en descerrajar once tiros para defenderse de los maleantes. Una de las balas terminó con la vida de Thiago Correa.
Si los delincuentes no hubieran salido a robar, hoy Thiago estaría con su familia.
— Patricia Bullrich (@PatoBullrich) June 6, 2025
Facundo, un policía de 21 años que salía a trabajar, se defendió y defendió a su mamá de una banda de delincuentes armados. Actuó ante una situación desesperante y de peligro.
Los cuatro… pic.twitter.com/HDqa0qsXmP
En esta columna y en Fundamentar no abordamos problemáticas de este tipo. Pero la utilización partidaria y el consiguiente cinismo expresado por la ministra de Seguridad de la Nación en la conferencia de prensa del día viernes y el posterior mensaje vía X, una vez conocida la muerte del menor, obligan a poner el foco en el hecho como una especie de síntesis que la brutalidad libertaria intentará explicar para sí, como una especie de daño colateral a una política en el área que ellos venden como exitosa.
El 10 de diciembre de 2023 renació la estrategia del empoderamiento de las fuerzas de seguridad. En la Argentina en general y en Santa Fe en particular, se comenzó a machacar sobre la idea maniquea que los buenos visten de azul exclusivamente, aunque la realidad relativice esa afirmación al punto de transformarla en una falacia. La sola idea de que, en la materia, los problemas de los bonaerenses resultan muy diferentes a los de los porteños, refleja los límites de ciertas cosmovisiones y que, guste o no, pese a la poca visibilidad mediática que aportan los medios “amigos” en esta mañana de sábado (que hasta ahora le dieron más visibilidad al desvarío institucional ñulista que al asesinato de un niño), la ex montonera pagará algún costo político. Pese a todo.
Y en esto de las coincidencias causales, también Cristina Fernández de Kirchner porta con su propio capítulo. Al calor de su aparición televisiva del día lunes, cuando a la par que confirmó su candidatura a legisladora bonaerense, demostró, una vez más, su inocultable centralidad política; parecen haberse activado ciertos “resortes” para evitar que una victoria en una de las ocho secciones de la provincia de Buenos Aires, se transforme en un hecho político que la catapulte a lugares no deseados por buena parte de los poderes que no son elegidos a través del voto.
En una nueva escena de Lawfare explícito (ya no da ni para definirlo como capítulo), en paralelo con el rechazo cortesano planteado por la defensa de la ex presidenta al juez Ricardo Lorenzetti y a mitad de camino entre la presión clarinística (y allegados) y los adelantos “en exclusiva” que habilitan desde el cuarto piso de la calle Talcahuano, comenzó a agitarse el fantasma de la detención de Cristina, sueño húmedo ya no de esos poderes concentrados sino de una parte de la sociedad que ha preferido creer que semejante estropicio de causa judicial se parece a una idea de Justicia.
Independientemente de que sea detenida o no, y de que buena parte del mundo mediático se prepara para hacer su agosto en junio, vale preguntarse a quien conviene su detención más allá de las celebraciones de rigor de los Magnetto boys de la vida. ¿Quedaría condenada al ostracismo político o su lugar de detención (le correspondería una prisión domiciliaria) podría transformarse en una especie de Puerta de Hierro, lugar desde el cual Juan Domingo Perón supo superar las limitaciones que le imponía un sistema de poder que lo quería lejos de su patria, transformarse en una referencia insoslayable para, finalmente, volver y convertirse en presidente de todos los argentinos?
A un gobierno que ilusoriamente fantasea con enfrentarla y vencerla con niñatos que pululan en redes, ¿le conviene la participación libre de una condenada para acusarla de que busca fueros o le sirve más la centralidad de una detenida que sepa denunciar la debilidad de un modelo económico sostenido a base de tomar deuda de manera sistemática? Tarea que dejamos pendiente para los días por venir.
Si hay algo que supo reconstruir el peronismo a partir de muchas acciones de sus enemigos, fue una mística que le sirvió para reformarse y proyectarse durante 80 años. Con un presente de varias limitaciones a cuestas, cierta atomización y falta de revisión ideológica, sus enemigos actuales (los de siempre) se enfrentan al riesgo de una celebración que les brinde una victoria pírrica. El tiempo dirá cuánto hay de casualidades y cuánto de causalidades.
(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez