Domingo, 09 Febrero 2025 12:18

Humo sobre el agua Destacado

Valora este artículo
(1 Voto)
Humo sobre el agua Grok

El bronceador Charlotte te cuida de la radiación
Rematan el electro de Elvis al morir
Fijate de qué lado de la mecha te encontrás.

“Queso ruso” - Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota

Ni tanto ni tan poco. Los días subsiguientes a la imponente marcha antifacista desarrollada a lo largo y ancho del país, mostraron al gobierno tratando de pasar rápido la página, a los fines de no perder relevancia política. El “triunfo” oficialista por la suspensión de las PASO no logra tapar la derrota callejera de siete días atrás, pero, en paralelo, le hace recuperar algo de su mística genética, dado que, teniendo en cuenta el recorrido histórico del tema, terminó resultando el único grupo que no mostró fisuras en lo público. Locos, pero no estúpidos, a sabiendas que no existía el consenso para su eliminación definitiva, los oficialistas aceptaron la suspensión como hecho que le servía y mucho.

A casi catorce meses de haber asumido el poder, el entramado libertario parece sustanciarse con dos características sobresalientes. La primera de ellas es que interna y externamente se mueve en un contexto de permanente fragilidad y conflicto. Casi 120 funcionarios renunciantes y renunciados, un manejo de la economía que siempre juega al límite, referencias políticas que en otra coyuntura no resultarían más que simples (y malas) copias de cosplay y una forma sistemática en la violencia discursiva, sintetizan formas y métodos que refieren a un escenario de inestabilidad permanente. Algo así como el vaivén del agua en ciertas profundidades.

La otra característica central es la de responder a los momentos de cuestionamientos públicos, esos que en el barrio diríamos que “entra la bala” (disputa con universidades, respuesta a los dichos en Davos), con una furibunda agenda de temas que se parecen y mucho a la no noticia: anuncios de oficinas públicas que en los hechos no se producen, salida de organismos internacionales para los cuales se necesita el acuerdo del congreso, o el aviso de la prohibición de hormonización en menores de 18 años (fenómeno casi invisible a los ojos del gran público), reflejan el intento casi desesperado de poner la agenda en otro lugar. Algo así como la liviandad del humo.

La experiencia de la última exposición internacional del presidente Javier Milei y su consiguiente cobertura libertaria, demuestra que cuando el oficialismo se corre de cierto relato se debilita. Existe una especie de mala lectura de los factores que legitimaron el triunfo electoral de noviembre de 2023, donde la batalla cultural (esa tentación de todos los gobiernos que creen fortalecerse con la misma), la cual supone limitar los derechos bien ganados por ciertos colectivos, sea algo que puede validar el conjunto de los argentinos. Con la educación pública perdieron por goleada y con el ataque al colectivo LGTBIQ+, también.

El ideario libertario de los Agustín Laje y compañía, intenta hacernos creer que cierto cambio cultural es algo deseado y masivo. Y en ese devenir encuentran la sorpresa de un par de movimientos que, de alguna manera, vienen a tensionar no sólo con el libertarismo sino también con un sistema político que no termina de descular, como dice la vieja canción ricotera, de qué lado de la mecha hay que encontrarse. ¿Emergencia de un nuevo sujeto político con proyección en el tiempo o rejunte de “rotos” sin la menor sustancia que ante el primer vendaval serán corridos de la historia? Pregunta para la almohada. O para el diván, lo que usted prefiera querida lectora, estimado lector.

Ese sistema político desorientado tiene anclaje en un sistema de partidos atomizado y que en la semana que se va tuvo su máxima expresión en la votación por la suspensión de las PASO, la cual no resulta una discusión nueva ni mucho menos, dado que en las dos administraciones anteriores también se abordó su reforma o su lisa eliminación.

La magnitud del número de 162 diputados que votaron a favor de la suspensión y la dispersión ocurrida fundamentalmente en el seno del bloque de Unión por la Patria, puede llevarnos a engaño. En el contexto de unos cuantos que se entusiasman con la idea de un bloque definitivamente “quebrado”, olvidan dos elementos que deberían tenerse muy en cuenta y que alcanza, por lo menos, al propio peronismo, al PRO y a la UCR.

El primero es la trazabilidad de cada diputado. Los memoriosos recordarán que no son pocos los dirigentes que han cambiado de postura con el paso del tiempo, de acuerdo a las necesidades de cada partido o de cada liderazgo.

Y el segundo refiere a los gobernadores, actores que no son quienes levantan la mano en el reciento pero que tienen mucho de incidencia política a la hora de ciertas votaciones. Siempre celosos de alambrar sus territorios, o, dicho en otras palabras, en garantizar su sobrevida política originaria, la suspensión (o su hipotética futura eliminación) siempre otorga mayores posibilidades a quienes manejan ciertos resortes de poder. O sea, caja.

Pero las PASO tienen una historia que valdría la pena poner en foco. Nacidas en el laboratorio electoral santafesino en 2007, tomando algunos elementos de la ingeniería estadounidense, surgió como alternativa a la denostada Ley de Lemas, que había superado todos los límites de desagrado y cuestionamiento social en la provincia. En su intento por fortalecer a los partidos políticos (argumento siempre utilizado en cualquier reforma electoral que se precie), su éxito redundó en la reforma que se sancionó a nivel nacional en 2009 para comenzar a aplicarse en 2011.

En su esencia, las PASO suponen la prevalencia de un sistema político que esté dispuesto a respetar ciertas reglas. En el imaginario conceptual requiere de partidos con una vida activa, que pueda proponer un número razonable de candidatos con distintos matices al electorado en el marco de una interna y le traslada el peso decisorio al conjunto de la sociedad y no a la minoría de un partido que siempre convive con el riesgo de que pueda ser manejado a gusto y piacciere por muy pocas manos. En ese respeto por ciertas reglas, va de suyo que los partidos políticos deberían resultar estructuras lo suficientemente consolidadas como para aceptar ciertos dinamismos.

No fueron pocas las voces que argumentaron el costo de su realización. Algo así como unos 150 millones de dólares, los cuales podrían utilizarse para “otra cosa”. No deja de ser llamativo por no decir contradictoriamente paradojal, que en un recinto donde anida la legitimidad popular se legisle en nombre del ahorro de dinero. Y se oyó por allí también que la “gente” no quiere que le compliquen un domingo, teniendo que presentarse a votar. Esperemos que en los tiempos que vienen, a nadie se le ocurra achicar gastos ni dejar que la ciudadanía descanse con las generales de octubre de cada año impar.

La suspensión de las PASO (o su inevitable eliminación) favorece a quienes se referencian en sus propios kiosquitos de la política, logrando cargos de manera unipersonal, para llegar al Congreso y formar bloques unipersonales o integrar interbloques que nada tienen en común en términos ideológicos.

Si bien todo sistema electoral es el resultado de ciertas coyunturas que le dieron forma al momento de su creación, en la Argentina de estos días hay un dato de excepción: como no puede resultar de otra manera, la atomización partidaria atenta contra la idea de un sistema consolidado que le dé vida a las grandes cosmovisiones ideológicas que representa un partido. En el ejemplo del viejo dicho de que “cualquier cacatúa se cree con la pinta de Carlos Gardel” anidan las idas y vuelta de personajes políticos que hacen su agosto con la atomización partidaria y para la cual las PASO no dejaban de ser un problema.

Pero, en definitiva, alcanzando la categoría de temas que no le interesan a nadie, el oficialismo se las ingenia (a veces lo logra, a veces no) para correr el eje de lo real: General Motors, Nissan, Toyota, Nestlé y Sancor andan despidiendo por allí a centenares de personas. En algunos casos con el camuflaje del retiro voluntario, aupados por un contexto donde (otra vez) parece resultar más beneficioso importar que producir, la foto se completa con el informe de una caída de la industria en algo más del 9% para el 2024 y de una caída del consumo que parece no levantar más allá de los dichos gubernamentales de ocasión.

Tampoco dejan de ser llamativos ciertos silencios santafesinos. Mientras algunas semanas atrás el gobernador Maximiliano Pullaro reclamaba por la baja de las retenciones, cosa que finalmente sucedió y que parece que los productores no se habrían enterado dado el nivel de liquidación de granos; nada dijo el futuro constituyente del dato que se conoció en la semana: a nivel nacional Santa Fe lidera el ranking de desempleos en el año 2024. Parece que la productividad sólo anida en el sector primario.

Con la inestabilidad del agua como estandarte y con el humo como instrumento de distracción, el relato libertario sobrevive en el contexto de un sistema partidario definitivamente atomizado. Sigue siendo obligación separar la paja del trigo, lo real de lo superfluo. En definitiva, saber de qué lado de la mecha te encontrás.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

Más en esta categoría: « Quebradura Expuesta Des pa ci to »
Inicia sesión para enviar comentarios