Una vez más el gobierno británico agita las aguas del Atlántico Sur con el fantasma de la guerra. Lo hizo el 24 de marzo pasado, al anunciar la puesta en marcha de un plan para reforzar y modernizar la defensa militar de las islas Malvinas, aduciendo la amenaza de la Argentina. Como si fuera una broma macabra, los ingleses eligieron para hacer su anuncio el mismo día en que los argentinos se disponían a recordar la llegada de la dictadura más sangrienta que jamás haya gobernado al país. La misma que el 2 de abril de 1982 invadió las islas Malvinas, forzando la guerra con el Reino Unido por la soberanía del archipiélago.
La notificación del plan de rearme corrió por cuenta del secretario de Defensa británico, Michael Fallon. En su presentación en la Cámara de los Lores, Fallon aseguró que el reclamo del gobierno argentino sobre las islas Malvinas supone una importante amenaza estratégica, al mismo tiempo que resaltó el compromiso del Reino Unido de defender la decisión de los habitantes de las islas de seguir siendo británicos. El titular de la cartera de defensa británica anunció en el Parlamento que su gobierno invertirá durante diez años un plan de 180 millones de libras (equivalentes a 268 millones de dólares), destinado a modernizar y mejorar la defensa del archipiélago. Entre las medidas contempladas se destacan la llegada a las Malvinas de dos helicópteros Chinook de la campaña de Afganistán y la modernización de las defensas aéreas de las islas.
LAS REPERCUSIONES:
Una vez conocida la noticia, Alicia Castro, la embajadora argentina en el Reino Unido aseguró que la decisión del gobierno de David Cameron de incrementar el presupuesto militar destinado a las Islas Malvinas se basa en “una absoluta ficción” porque “no sólo Argentina sino toda la región” está comprometida con “la paz y las relaciones diplomáticas”.
Por su parte, el ministro de Defensa argentino, Agustín Rossi, negó que nuestro país planee un desembarco en Malvinas, al mismo tiempo que reconoció que las Fuerzas Armadas "no están programadas" para enfrentar un accionar bélica, como la recuperación de las Islas a través de una invasión militar. "La Argentina no está programada para tener una hipótesis de conflicto. Está programada para tener una política de defensa a partir del desarrollo de capacidades. La capacidad logística que tienen es la que le permiten tener ese desarrollo de capacidades", señaló el ministro.
A partir de la cuestión ucraniana, Rusia es considerada como una amenaza a la paz por las potencias occidentales. En este contexto, Malvinas aparece como eco de otros conflictos presentes a nivel geopolítico. El rearme británico en el archipiélago austral y su vinculación con las advertencias dirigidas a Rusia así lo demuestran.
Por medio de un comunicado oficial de cancillería, el gobierno argentino reiteró que "el diálogo y la negociación, y no las armas, son el único camino para resolver la cuestión Malvinas”. "Además de inverosímil, resulta absolutamente injustificable que se agite el fantasma de una presunta 'amenaza argentina' para aumentar el presupuesto militar británico y consolidar la creciente militarización de las islas", advirtió el texto difundido por la cancillería argentina. Asimismo, el jefe de la diplomacia argentina, el canciller Héctor Timerman, adelantó que el gobierno nacional presentará una denuncia ante el Comité de Descolonización de Naciones Unidas para "seguir demostrando que América Latina y el Caribe han decidido ser una zona de paz".
¿CUÁLES SON LOS MOTIVOS DETRÁS DEL ANUNCIO BRITÁNICO?
EL CONTEXTO DOMESTICO
Inmediatamente conocido el informe británico, el ministro Rossi destacó la necesidad de indagar en cuestiones de la “política interna” del Reino Unido para poder llegar a una explicación de porqué el innecesario rearme en las islas. Rossi hizo referencia a las elecciones británicas del 7 de mayo, las cuales se presume serán la más reñidas de los últimos años. A estos comicios, conservadores y laboristas llegan con un virtual empate técnico en torno al 33% de los votos para cada uno. A pesar de la tibia recuperación de algunos indicadores económicos, los conservadores no logran despegarse. A su vez, preocupa a los “tories” el crecimiento del partido eurófobo y ultraderechista UKIP, que los pronósticos le otorgan el 15% de los votos y con posibilidad de robarle algunos cuantos votos más a los conservadores.
RUSIA ENTRA EN ESCENA
Si bien no sería la primera vez que el gobierno de David Cameron agita el nacionalismo militarista como aglutinador del electorado conservador puro, o para justificar el aumento del gasto militar en un contexto de vacas flacas, creemos, sin embargo, que hay algo más detrás del anuncio británico.
El plan de rearme fue informado horas antes que lo hiciera el gobierno británico por el diario sensacionalista “The Sun”. We've gotcha backs ("Nosotros los respaldamos") fue el título del tabloide amarillista, en donde se detallaba que Londres "planea reforzar su presencia en Malvinas con más tropas y equipamiento para contrarrestar una creciente amenaza de invasión desde Argentina". Para The Sun, el temor británico a una invasión de las islas reside en el hecho de que "la inestable Argentina se está rearmando 33 años después de la Guerra de Malvinas con la ayuda de Vladimir Putin. Se cree que el presidente ruso estaría trabajando en un acuerdo para prestar 12 bombarderos de largo alcance a la Argentina, lo que ha incrementado los temores de una nueva invasión de las islas Malvinas".
Consultado luego por la cadena de noticias inglesa Sky News, el secretario de defensa británico sostuvo que su gobierno va a reforzar las defensas en las Malvinas “para tranquilizar a los isleños. Estamos completamente comprometidos con la defensa de las islas y el deseo de sus habitantes de seguir siendo británicos". Sin embargo, a continuación Fallon incluyó algunos aspectos geopolíticos y al igual que The Sun, vinculó este rearme con Rusia. En efecto, el funcionario británico argumentó que "los rusos nos amenazan a nosotros y a la OTAN en muchos y muy diferentes lugares. Por eso es que nos hemos comprometido en la OTAN a crear una fuerza de reacción para tranquilizar a los países en el este de Europa y asegurarnos de que podremos ir a ayudarlos si hay alguna agresión rusa. Esperamos que Rusia sea un socio para nosotros y que respete las reglas del sistema internacional. Pero es evidente que está compitiendo con nosotros y se está volviendo más agresivo en distintas partes del mundo. Tenemos que dar una respuesta a eso".
La vía institucional y pacífica, y no el militarismo desplegado por el gobierno de Cameron, constituyen la única opción para obligar a Londres a sentarse a negociar la soberanía de las Islas Malvinas, tal cual lo establece la Resolución 2065 de la ONU, de la cual este año se cumplen 50 años y que el Reino Unido desconoce sistemáticamente.
En consonancia con la política desplegada por Washington, Londres viene exigiendo a Moscú la devolución de Crimea a Ucrania por considerar la reunificación de la península a Rusia como "ilegal e ilegítima" y "una violación de todas las normas internacionales". En respuesta a la exigencia británica, un alto responsable ruso afirmó que existen más razones para que Ucrania forme parte de Rusia que las Islas Malvinas del Reino Unido. Asimismo, existe cierto recelo por parte de Occidente por los vínculos rusos con América Latina. Las estrechas relaciones que existen en la actualidad entre Rusia y la región, le ha permitido a Moscú atemperar las sanciones económicas impuestas por parte de Estados Unidos y la Unión Europea por la cuestión ucraniana.
En julio del 2014, el presidente ruso Vladimir Putin visitó la Casa Rosada y se entrevistó con la presidenta Cristina Fernández para sellar varios acuerdos de cooperación. Durante esa visita, Putin calificó a la Argentina como “el principal socio estratégico de Rusia en América latina, la ONU y el G20″. La presidenta argentina, por su parte, tiene pensado viajar en abril a Moscú para consolidar la relación bilateral entre ambas naciones. A pesar de la creciente cooperación bilateral, y la puesta en marcha de varios proyectos comunes, no existe en la Argentina un plan de rearme a partir de la compra de armamento ruso, como temen los británicos. El propio ministro Rossi desestimó que el gobierno tenga planeado comprar aviones a Moscú, rechazando de este modo la hipótesis alentada por el diario sensacionalista The Sun.
A partir de la cuestión ucraniana, Rusia es considerada como una amenaza a la paz por las potencias occidentales. En este contexto, Malvinas aparece como eco de otros conflictos presentes a nivel geopolítico. El rearme británico en el archipiélago austral y su vinculación con las advertencias dirigidas a Rusia así lo demuestran.
A MODO DE CIERRE
El próximo 2 de abril se cumplen 33 años de la guerra que enfrentó a argentinos y británicos por la soberanía de las islas Malvinas. Una “aventura” militar, como la denominó el informe Rattenbach, propia de un gobierno irresponsable que proyectaba eternizarse en el poder, y que no sólo desencadenó en una innecesaria guerra que significó la muerte de cientos de vidas jóvenes, sino también, años de intensos esfuerzos diplomáticos en torno a la soberanía del archipiélago arrojados por la borda.
La vía institucional y pacífica, y no el militarismo desplegado por el gobierno de Cameron, constituyen la única opción para obligar a Londres a sentarse a negociar la soberanía de las Islas Malvinas, tal cual lo establece la Resolución 2065 de la ONU, de la cual este año se cumplen 50 años y que el Reino Unido desconoce sistemáticamente.
Argentina debe continuar con sus reclamos en todos los foros internacionales. La estrategia multilateral desplegada en los últimos años le ha permitido a nuestro país instalar nuevamente el tema de Malvinas en la agenda internacional y regional, cosechando un inédito apoyo (Mercosur, OEA, UNASUR, G77, CELAC, China, Rusia, etc.). Este apoyo ha obligado al Reino Unido a manifestarse al respecto, poniendo en evidencia su posición de fuerza, contraria al Derecho Internacional. "Nuestro punto de vista general es que la amenaza no se ha visto reducida. Argentina, tristemente, mantiene su reclamación de las islas más de treinta años después de la invasión original y la guerra y tenemos que responder a ello" sostuvo el secretario de defensa cuando fue consultado por un medio británico porque tomaba el gobierno inglés la decisión de modernizar la defensa de las islas.
Las Malvinas constituyen el ejemplo más claro de colonialismo inglés. La existencia de la enorme base militar de Mount Pleasant, que data de mediados de los ochenta, ya no puede explicarse sólo como consecuencia de la guerra de 1982, sino que, en el actual contexto geopolítico, la misma obedece a una estrategia de dominación sobre el Atlántico Sur, sus riquezas naturales y de proyección sobre la Antártida. Nuestro país debe continuar convenciendo a los países de la región que la disputa por las Malvinas no es solo un problema argentino. La decisión del Reino Unido de militarizar el Atlántico Sur muestra que entran en juego no solo la soberanía de un territorio, sino también la integridad y seguridad de la región en su conjunto.
Es por todo esto que mientras el conflicto no se resuelva, la causa Malvinas debe seguir siendo una de las prioridades de la política exterior argentina. Nuestro país no debe renunciar nunca a su reclamo y debe buscar siempre todas las alternativas posibles, dentro del Derecho Internacional, para obligar pacíficamente al Reino Unido a negociar la soberanía de las islas Malvinas.
(*) Investigador de la Fundación para la Integracion Federal