Mientras el presidente sirio Bashar Asad sigue cediendo posiciones ante sus enemigos, fuerzas rusas han empezado a participar en operaciones de combate en Siria para ayudar al bando gubernamental. Moscú sólo reconoce la presencia de "asesores militares" en Siria. Pero fuentes libias confirmaron un aumento de la presencia militar rusa en la zona.
EEUU tiene datos de que el presidente ruso, Vladimir Putin, envió dos embarcaciones de transporte de tanques y más aviación a Siria hace unos días. También desplegó un pequeño número de efectivos de infantería naval. EEUU sospecha que se está reforzando la ayuda al mandatario sirio para asegurarse de que no cae.
Moscú sólo reconoce la presencia de "asesores militares" en Siria.
Aunque Damasco descarta, al igual que Moscú, una implicación rusa más directa en la lucha, su presencia se ha incrementado en el último año. Ante esto Washington está presionando a los países cercanos para que nieguen su espacio aéreo a los vuelos rusos, una medida que Moscú ha calificado como un "insulto internacional".
Tres enormes aviones Condor rusos han sido avistados en los últimos días en Latakia, el bastión de Asad. Han descargado enormes contenedores, según testigos, pero no está claro que había en el interior de éstos. También ha enviado un avión de pasajeros y algunos medios como la CBS hablan de bloques de vivienda prefabricados y fuerzas especiales desplegadas en ese entorno.
Los rebeldes -una categoría que incluye desde islamistas suníes radicales, como el Frente Nusra, próximo de al Qaeda, hasta nacionalistas- han avanzado en el noroeste y suroeste del país, combatiendo al Gobierno y al Estado Islámico, que controlan gran parte del este de Siria y el norte de Irak.
Las tropas sirias se han tenido que retirar de una importante base aérea, apenas quedan soldados en la provincia de Idlib. Ante esta debacle, el 'amigo ruso' ha llegado en misión de rescate. No está claro qué pretende Moscú con esta nueva inyección de ayuda por mar y aire. Podría ser preparar una pista aérea cerca de la ciudad portuaria de Latakia, una vía para recibir más suministros o el primer paso para una intervención rusa a gran escala. El presidente ruso ya mencionó este verano la idea de una "gran coalición" para sacar el terrorismo de suelo sirio.
Asad ha cedido terreno a los seguidores de Al Qaeda en el norte, al Estado Islámico en el centro y a los rebeldes más nacionalistas en el sur. Francia y Reino Unido preparan ataques desde el aire para reforzar la lucha contra el Estado Islámico, pero esa irrupción de Occidente sería en detrimento de las posibilidades de continuidad del régimen de Asad, que ahora se encuentra especialmente vulnerable. Por eso no es extraño el resurgir de la presencia rusa ahora, pues ha pasado de ser muy útil a ser más que necesaria.
Francia y Reino Unido preparan ataques desde el aire para reforzar la lucha contra el Estado Islámico en detrimento la continuidad del régimen de Asad
LA AYUDA RUSA EN LA LUCHA 'CONTRA EL TERRORISMO'
Rusia ya ha suministrado armamento, sistemas de detección aérea y otros avances tecnológicos "para la lucha contra el terrorismo", puntualiza el Ministerio de Exteriores ruso. Moscú admite la presencia de "expertos", pero para entrenar a los militares a usar las armas suministradas por Rusia sobre la base de contratos comerciales "que son plenamente legales".
El hecho es que el Kremlin no quiere perder a su gran aliado y cliente en la zona ni su único puerto en el Mediterráneo. Y considera que ante la ausencia de Asad la cáscara del poder será ocupada por los radicales del Estado Islámico, hostiles a Rusia y que pueden representar una amenaza para las regiones con población musulmana en la Federación de Rusia. Aunque su postura respecto a Asad choca con la de las potencias occidentales, Rusia puede ser un aliado en la lucha contra el IS.
Occidente podía tomar ese guante pero sigue fijando como una de sus prioridades que Asad deje el poder, y eso es algo no tan sencillo precisamente por el apoyo de Moscú. La oposición siria no es, en su conjunto, tan liberal como Occidente quisiera y su capacidad ofensiva está a día de hoy en entredicho después de meses de estancamiento.
CUATRO AÑOS DE GUERRA CIVIL SIRIA
La guerra civil dura ya cuatro años, han muerto unas 250.000 personas y la mitad de la población de 23 millones de habitantes fue desplazada de sus hogares. En la fase actual del conflicto la extensión de la presencia del Estado Islámico y sus documentadas brutalidades han empezado a colocar a Asad como el menor de los dos males que bullen en la zona.
La estrategia exterior de Estados Unidos ha sido siempre tratar de contener la influencia de Moscú más allá de sus fronteras, pero la renuencia de Washington a liderar la lucha abre necesariamente otras posibilidades. Como recuerda el analista Jan Techau, el problema más inmediato es que la posibilidad de una implicación directa de Rusia en los combates conlleva un riesgo de "escalada en el conflicto". Eso implica más civiles muertos y más refugiados, un fenómeno que ahora mismo preocupa mucho en Europa.
La cuestión es si de verdad Rusia va a combatir al Estado Islámico o si va a dejar que eso lo haga Occidente mientras los rusos en la zona apuntalan el régimen de Asad para que sobreviva hasta que lleguen tiempos mejores. Para Emile Hoyakem, analista del Instituto de Estudios Estratégicos, está claro que sin Asad "no hay régimen en Siria que proteja los intereses de Rusia", que incluyen el uso de su único puerto en el Mediterráneo, Tartus, e importantes contratos de compra de armamento.
Además, Siria sirve al fin y al cabo como escaparate geopolítico para Moscú, que, como recordaba hace unos días un diplomático británico, lleva desde el final de la Guerra Fría intentando recuperar su estatus de "broker internacional". Moscú sabe que ser parte del "problema Asad" implica ser también ser parte de una posible solución, igual que se ha visto en el caso de Irán. Y esa relevancia de Rusia en el mapa político de Oriente Próximo a servido al Kremlin para asegurarse de que EEUU evitar aumentar su apuesta en Ucrania, cuyo gobierno no ha logrado las armas que pidió a Washington.
Los rusos también se han dado cuenta de que Europa empieza a buscar una salida para la escalada de sanciones recíprocas en la que se ha metido con Rusia. Por eso éste momento puede ser el más propicio para una nueva jugada audaz de Vladimir Putin
RELEVAMIENTO Y EDICIÓN: Estaban Agustín Covelli
FUENTE: ElMundo