La VI Cumbre de Jefes de Estado de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), celebrada en las ciudades brasileñas de Fortaleza y Brasilia, del 14 al 16 de julio, ha marcado el horizonte a seguir por el bloque emergente. En líneas generales, la Declaración de Fortaleza permite visualizar la voluntad de apostar por una visión renovada de la cooperación extendiéndola a nuevas áreas y temáticas para lograr estrechar la asociación. Principalmente se busca dar “respuestas sostenibles” a los desafíos que enfrenta la humanidad mediante el logro del crecimiento inclusivo, la promoción del desarrollo sustentables y la defensa de una gobernanza económica internacional más representativa.
“UN PASO AL FRENTE”
La importancia simbólica de la VI Cumbre es que con ella se inaugura la segunda ronda de encuentros de Jefes de Estado iniciada en junio de 2009 en Ekaterimburgo, Rusia ante la necesidad de articular posiciones para reivindicar la apertura y transparencia de las instituciones financieras internacionales vigentes, deslegitimadas por su accionar en la crisis financiera norteamericana y europea. Siguiendo estos lineamientos, los BRICS como anacronismo utilizado para definir destinos atractivos de inversiones por el peso creciente de sus economías, han logrado superar esa perspectiva, imprimiendo un contenido propio a la sigla y posicionándose como un actor relevante en el sistema internacional.
En la práctica, por un lado, las acciones del bloque se han articulado dentro del foro de cooperación y consulta del G-20, logrando un compromiso parar reformar el sistema de distribución de cuotas y votos del FMI. Por el otro, se actuó dentro del respeto de la Carta de Naciones Unidas y se ha utilizado este marco multilateral para reivindicar una mayor representación del Consejo de Seguridad de este organismo. A fines de 2010, se incorporó el quinto BRICS: Sudáfrica, lo que extendió el alcance de la asociación y acentuó el peso geoeconómico del bloque, el cual concentra en la actualidad, aproximadamente más del 40% de la población mundial, el 30% del PBI bruto mundial y una dimensión territorial de casi 38,5 millones km².
El desafío de los BRICS es concretar estas iniciativas para que no queden en una mera declaración de intenciones y se convierta en una verdadera declaración de fortaleza.
En el segundo ciclo de cumbres abierto en Fortaleza, los BRICS demostraron su interés por estrechar su alianza con la adopción de una “Hoja de Ruta” que los guie en la formulación de medidas que le permitan consolidar su papel en la promoción del desarrollo social e influenciar en la conformación de la agenda internacional. Apuestan a profundizar la cooperación “intra-BRICS” en nuevas áreas y una de las cuestiones propuestas es la de trabajar para desarrollar una metodología común que les permita medir el impacto de las políticas sociales del grupo. A su vez, se proponen extender la cooperación a sus respectivas zonas de influencia para renovar el compromiso del bloque “con todas las naciones y pueblos” constituyéndose como una plataforma de vinculo y comunicación entre los cuatro continentes. Siguiendo la línea trazada en Sudáfrica en la Cumbre 2013 en la ciudad de Durban, se invitó a participar del encuentro a los líderes de América del Sur y se reconoció la importancia de UNASUR.
EN LA BÚSQUEDA DE NUEVAS RELACIONES DE PODER
Ante los desafíos que tuvieron que enfrentar los miembros del bloque producto de la desaceleración del crecimiento económico y especialmente ante la preocupación por la falta de implementación de reformas a las instituciones nacidas en Bretton Woods, se aposto por una nueva estrategia dando inicio a su propio “modelo democrático de gobernanza” que desafía pero a la vez complementa las estructuras vigentes. La iniciativa más notable de la VI Cumbre fue el anuncio de la firma del Convenio Constitutivo del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) y de la firma de un Acuerdo de Reservas de Contingencia (CRA, por sus siglas en ingles).
El Banco de Desarrollo establecerá su sede en Shanghái, China y contara con un centro regional en Johannesburgo, Sudáfrica. La presidencia del Banco será rotativa, y la encabezara India. El NBD dispondrá de un capital inicial de 50 mil millones de dólares, dividido en partes igual entre los miembros. Siguiendo el convenio constitutivo, las cinco naciones tendrán la misma cantidad de acciones y derechos de votos y las decisiones se tomaran por consenso. El objetivo primario del Banco es proporcionar recursos para infraestructura, como la construcción de puertos, caminos y redes de telecomunicaciones y proyectos de desarrollo sostenible, prioritariamente en los territorios del BRICS, pero abierto a otras economías emergentes y en desarrollo. Se espera que el NBD comience a funcionar en 2016.
El Acuerdo de Reservas de Contingencia, se acordó con el objeto de “evitar presiones de liquidez a corto plazo, promover una mayor cooperación entre BRICS, fortalecer la red de protección financiera mundial y complementar los acuerdos internacionales existentes, “según la Declaración de Fortaleza. Esta iniciativa representa de manera concreta la visión renovada de cooperación que tienen los BRICS, basada en la “ayuda mutua.” Principalmente es un mecanismo para amortiguar los efectos que la especulación financiera podría traer en la fluctuación de las monedas nacionales de los países miembros. El CRA, estará dotado de 100 mil millones de dorales; China contribuirá con 41 mil millones; Brasil, Rusia e India 18 mil millones de dólares; mientras que el aporte de Sudáfrica será de 5 mil millones de dólares.
Siguiendo la línea trazada en Sudáfrica en la Cumbre 2013 en la ciudad de Durban, se invitó a participar del encuentro a los líderes de América del Sur y se reconoció la importancia de UNASUR
Si bien es cierto, que los mecanismos propuestos tienen menores capacidades que las instituciones de Breton Woods, constituyen un paso importante ya que proponen una nueva fuente de recursos para promover el desarrollo y se establecen como alternativa al orden económico mundial presente.
Estas iniciativas son el resultado visible de la voluntad que persiguen Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica para lograr fortalecer sus estrategias de inserción internacional. Estos países han apostado al BRICS como el foro que les permite diversificar sus relaciones y concertar posiciones para ganar peso político en el escenario internacional. Actualmente, se constituyen como el bloque referente que busca erosionar el papel de las “potencias occidentales” y reestructurar las relaciones de poder. El desafío de los BRICS es concretar estas iniciativas para que no queden en una mera declaración de intenciones y se convierta en una verdadera declaración de fortaleza.
(*) Analista internacional de la Fundación para la Integración Federal