El expresidente francés, Nicolas Sarkozy, denunció el miércoles lo que calificó como "injerencia política" en el caso en su contra. En una entrevista con la cadena de televisión LCI y con Radio Europe 1, Sarkozy negó que hubiera cometido actos indebidos.
El exdirigente conservador dijo que en las cuentas de la campaña que le llevó al Elíseo en 2007 nunca hubo un sistema de doble facturación, calificó de "escandaloso" que sea sospechoso de "tráfico de influencias", y no descartó, pese a todo, regresar a la primera línea política.
"Les digo a todos los que están escuchando o viendo que yo nunca los he traicionado y no he cometido nunca un acto contrario a los principios de la república y el imperio de la ley", dijo Sarkozy.
El expresidente, de 59 años de edad, aseguró que estaba "profundamente conmocionado" por los cargos que se le imputan. "Todo se está haciendo para dar una imagen de mí que no es veraz", dijo.
"No tengo nada que reprocharme", indicó el expresidente, que insistió en que "cuando alguien tiene la certeza de ser inocente no tiene miedo a expresarse".
Sarkozy dijo no querer estar "por encima de la ley, pero tampoco por debajo", e hizo hincapié en que se ha violado un principio fundamental en cuanto a que "todo acusado tiene derecho a un juez imparcial".
El exdirigente conservador dijo que en las cuentas de la campaña que le llevó al Elíseo en 2007 nunca hubo un sistema de doble facturación, calificó de "escandaloso" que sea sospechoso de "tráfico de influencias", y no descartó, pese a todo, regresar a la primera línea política.
BAJO INVESTIGACIÓN
Sarkozy pasó casi toda la jornada del martes siendo interrogado por la policía como parte de una investigación vinculada a las acusaciones de que recibió 50 millones de euros (67 millones dólares) en fondos ilegales de campaña por parte del entonces líder libio, Moamar al Gadafi. También es sospechoso de haber utilizado su influencia como presidente para bloquear una investigación sobre presuntas irregularidades en su campaña electoral de 2007.
Los dramáticos acontecimientos marcan la primera vez que un ex jefe de Estado francés ha sido detenido. Sarkozy perdió la inmunidad presidencial tras dejar el cargo en junio de 2012, y si es declarado culpable, enfrentaría hasta cinco años en prisión y una multa de 500.000 euros.
Este es uno de los seis casos que involucran a Sarkozy, directa o indirectamente, incluidas las denuncias de irregularidades en su fracasada campaña electoral de 2012.
En octubre pasado, un tribunal desestimó investigaciones sobre si se había aprovechado de la debilidad mental de la mujer más rica de Francia, la heredera de L'Oreal, Liliane Bettencourt, para financiar aquella campaña.
FUENTE: DW