Si los medios conservadores no fustigaran tanto a los políticos republicanos que intentan alcanzar un compromiso, sería más fácil construir políticas conjuntas, dice el presidente
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El presidente Barack Obama considera que los medios de comunicación pueden jugar un papel esencial en resolver la crisis y el enfrentamiento político en Washington, según afirma en una entrevista publicada este domingo por la revista The New Republic. En la conversación, el mandatario repasa las negociaciones con el Partido Republicano, la reciente presentación de su plan para luchar contra la violencia de las armas y las lecciones aprendidas en sus primeros cuatro años en la Casa Blanca.
Obama asegura que uno de los factores determinantes en el debate político actual son los medios de comunicación y "a quién prestan atención". "Si un republicano no sufriera el castigo de FOX News o de Rush Limbaugh [un influyente presentador de radio conservador] por trabajar con un demócrata en una ley de interés común, entonces veríamos que alguno más colabora".
Y a pesar de que, según el presidente, lo mismo ocurre en el caso de los demócratas, "los medios más progresistas reconocen que el compromiso no es un término sucio". Pero lamenta que cuando los políticos salen en televisión "no sea diciendo que están de acuerdo con el partido de la oposición, sino por insultar o por decir las cosas más extravagantes".
El presidente, que acaba de inaugurar su segundo mandato, recuerda ante los periodistas de The New Republic una de las anécdotas al término de la campaña electoral de 2012, cuando Chris Christie, gobernador republicano de Nueva Jersey, el Estado más afectado por el huracán Sandy, fue criticado por miembros de su partido y por los medios después de visitar a las víctimas acompañado de Obama. "Eso te da una idea de lo difícil que se ha vuelto el entorno político".
Aunque reconozca que los medios pueden contribuir a un ambiente renovado en Washington, Obama no cesa en sus críticas. "Está claro que los periodistas valoran correctamente la imparcialidad y la objetividad, así que su definición por defecto es que 'hay una plaga en ambos partidos'", reprocha, pidiendo a los medios que no generalicen, sino que den un paso más allá y hagan otra pregunta: "¿Quién impide que nos podamos de acuerdo?".
"No es un buen momento para ser representante en el Congreso", afirma Obama, cuidadoso de dibujar una línea entre los republicanos, que rechazan cualquier compromiso con los demócratas, y éstos, más proclives a negociar "porque es lo correcto". Aun así, reconoce que siempre ha creído "que hay un grupo de republicanos con buenas intenciones y que prefieren lograr avances a sufrir el asqueroso ambiente que prevalece ahora en Washington".
Obama le reprocha a la oposición su falta de compromiso con los ciudadanos y con las reformas necesarias para que Estados Unidos salga de la crisis con un modelo de futuro. "Les funcionó en las elecciones de 2010 y creo que alguno todavía piensa que les puede volver a funcionar. Yo no estoy de acuerdo y creo que el precio para este país ya ha sido demasiado alto".
El presidente afirma que la cuestión no es si la Casa Blanca o el Congreso pueden dar con soluciones a los desafíos actuales –desde la reforma en educación, la recuperación económica o el liderazgo en determinadas industrias– sino cómo convencer a los políticos de que actúen en la dirección que necesita el país y cómo acercar ese compromiso a los ciudadanos.
"He pasado mucho tiempo pensando simplemente en cómo comunicarme de manera efectiva con los estadounidenses", dice Obama. "¿Cómo cruzamos esos puentes que nos han dividido durante tanto tiempo en nuestra cultura? ¿Cómo proyectas una sensación de confianza en nuestro futuro en un momento en el que tantos están preocupados por ello?".
Durante las últimas negociaciones en Washington para evitar el 'abismo fiscal', las conversaciones con la oposición republicana en el Congreso el verano de 2011 o incluso tras la reforma sanitaria, uno de los grandes triunfos legislativos del presidente, muchos le recriminaron las pocas ocasiones en las que intentó trasladar a los norteamericanos por qué es importante llegar a esos acuerdos. Obama ya ha reconocido en anteriores ocasiones que este fue uno de sus errores y ante The New Republic justifica ahora sus causas. "Teníamos tantos frentes abiertos al mismo tiempo que sólo nos centramos en acertar con la legislación, por lo que invertimos mucho menos tiempo en decir a los estadounidenses por qué hacíamos lo que estábamos haciendo".
"Gran parte del desafío al que nos enfrentamos en política actualmente es que los ciudadanos sienten que lo que ocurre en Washington está totalmente aislado de sus realidades diarias", comenta el presidente. El mandatario asegura que de aquí en adelante quiere dedicar más tiempo a conversar con los ciudadanos y que tanto él como la Casa Blanca han pasado por esta transformación.
FUENTE: El País