Semanas atrás, en estas mismas columnas afirmábamos que el famoso “triángulo de hierro” se había transformado en una especie de línea recta donde en cada extremo estaban los hermanos Milei. De manera lapidaria, el cambio geométrico quedó demostrado con la definición de las candidaturas, listas y acuerdos que se tejieron desde el mundo libertario, donde las Fuerzas de Cielo, el otrora brazo armado digital del Gobierno, quedó fuera de todo el beneficio que supone participar de una contienda electoral en la provincia de Buenos Aires.
Desentendido Javier Milei de esas lógicas de las que aborrece, ni conoce, ni entiende; el armado político oficialista quedó en manos de su hermana Karina, quien supo tejer un acuerdo con sectores del PRO y que terminó privilegiando el expertise político de los primos Menem y del multipartidario Sebastián Pareja. La interna se resolvió en un solo sentido y quedó expuesta como nunca había sucedido en el mundillo violeta. Para usar su misma consecución discursiva, las fuerzas del cielo fueron “domadas” y el destrato recibido obligó a un silencio del Carajo.
Podríamos imaginar tres razones para el desahucio karinista:
- Es probable que, en un contexto electoral no del todo favorable para el oficialismo, los Caputo boys resulten “piantavotos”. Más allá de las sobreactuaciones del presidente, las primeras encuestas marcan un escenario aún incierto de cara a las elecciones de setiembre y octubre.
- Las Fuerzas del Cielo portan con un déficit estructural: no tienen territorio. ¿Qué le aportarían de nuevo a los candidatos oficialistas?, parece ser el mensaje del binomio presidencial.
- Las redes también pueden ser un límite. Si aportaron alguna forma de novedad para el proceso electoral de 2023, dos años después demuestran que pueden servir para propalar las peores de las miserias, pero resultan insuficientes para cierta construcción política. O por lo menos para justificar ciertas fulguraciones.
A partir de la definición de las candidaturas en la provincia de Buenos Aires y su inevitable proyección al plano nacional, el mundo libertario vivió un verdadero cimbronazo. Hubo de todo: acusaciones cruzadas, algún silencio presidencial incómodo y el mensaje en X de la secretaria general de la Presidencia, el cual, mientras intentaba ordenar a la tropa, hacía referencias terminantes sobre la idea de la lealtad. Las desavenencias fueron parte de un combo que sacudió cierta modorra de la gran prensa aliada.
Vinimos a poner fin a una era. A romper con todo lo que condenó a la Provincia de Buenos Aires al atraso, la miseria y la resignación. No llegamos hasta acá para adaptarnos ni para negociar con los restos del viejo sistema. Vinimos a destruirlo.
— Karina Milei (@KarinaMileiOk) July 23, 2025
La Libertad Avanza en la…
De alguna manera, el devenir de lo sucedido en el ecosistema libertario desde el anterior fin de semana sirve para confirmar una vieja máxima: los liderazgos fuertes no alcanzan para resolver la atomización política, aunque se cuente con el manejo de los recursos del Estado y el bloque libertario aparezca consolidado en términos ideológicos. Y todo ello sin dejar de tener en cuenta el sainete de contar con una vicepresidenta a la que se la considera una traidora.
Debe decirse de acuerdo a las últimas encuestas: el liderazgo presidencial mantiene cierta vitalidad que lo retrotrae a las PASO de dos años atrás, con una ponderación del 30%. Habrá que ver con estudios más profundos y con las novedades que puedan traer los resultados en la noche del 26 de octubre, cuánto de las performances de peleas y los insultos en paralelo con el logro de no pocos pactos con bastos sectores de la casta, redundan positivamente para los intereses libertarios.
En línea con todo lo anterior, el “Derecha Fest” en la ciudad de Córdoba, pareció ser una excelente oportunidad para mostrar la existencia de los dinosaurios mentales, pero también, vía cálido abrazo del primer mandatario con el médico Daniel Parisini (alias el Gordo Dan), para tratar de desmontar ciertos enojos al interior del conglomerado de trolls, streamers y tiktokeros que tanta relevancia tienen en el mundillo violeta.
A la distancia, la realidad electoral de la provincia de Buenos Aires aparece como la expresión máxima de un sistema político fuertemente atomizado, donde las candidaturas testimoniales están a la orden del día, las listas cortas surgen como el cucumelo en el húmedo noroeste argentino y los heridos se cuentan de a centenares sin que alcancen las ambulancias de la política para recogerlos a todos y a todas.
En ese contexto y pese a las marcadas intenciones del sistema de medios concentrados en la Argentina, que siempre ve “crisis terminales” en ciertas diferencias (notorias) en los espacios Nac&Pop y “naturales desavenencias” en cualquier espacio que se auto considere en sus antípodas; en la primera línea de su conducción el peronismo pudo dar una muestra de madurez política y logró, a lo largo y ancho de la provincia el armado de listas comunes, lo cual le permite encarar el proceso electoral con otra base de sustentación. Cuánto de esto se podrá profundizar de cara a 2027 dependerá de los resultados que se produzcan en los próximos noventa días ya que, en política, como en el fútbol, los resultados a favor tapan los errores de ciertas estrategias.
Pero ese escenario de “volatilidad” política no es excluyente de los bonaerenses. En la semana que se va, los santafesinos asistimos a otro ejemplo de que los liderazgos fuertes no resuelven el fenómeno de la atomización. En el marco de la constituyente santafesina, el oficialismo encarnado en Unidos presentó, nada y nada menos que siete proyectos de reforma de la Constitución. En el cúmulo de los mismos, por ejemplo, conviven el pedido de la prohibición de la Interrupción Voluntaria del Embarazo con su estricto mantenimiento en el entramado normativo santafesino. Un verdadero sinsentido para un espacio político que, se supone, debería aparecer más cohesionado en temas tan determinantes para la vida de cada santafesino.
El caso sirve de ejemplo para explicar una reforma constituyente que viene amañada: se perdió un tiempo importante en la confección de su reglamento; se habilitaron unos pocos días para la presentación de proyectos de parte de las organizaciones de la sociedad civil y a dos semanas de su comienzo se ha empezado a recibir a los distintos sectores interesados en lograr imponer los cambios que creen necesarios. ¿Cuándo sesionará?
El reclamo del interior productivo de esta República Argentina fue escuchado. Como Gobernador de una provincia donde el campo y la agroindustria son parte de nuestra identidad fundacional, quiero destacar la baja de retenciones que hoy dispuso el presidente @JMilei, esperando que…
— Maximiliano Pullaro (@maxipullaro) July 26, 2025
El problema radica en cómo se estructuró el proceso. Sin convocatoria previa a rondas de debates, ni apertura a los sectores que ahora se interpelan, la coyuntura santafesina en este 2025 hace parecer al Núcleo de Coincidencias Básicas acordado entre Carlos Menem y Raúl Alfonsín en los 90’, como un emergente de la alta política escandinava. El riojano y Maximiliano Pullaro tienen un punto en común: desean su reelección pese a haber jurado con una carta magna que se lo impedía. Pero la diferencia entre uno y otro es que, en su necesidad, en la previa, el primero supo acordar no pocas transformaciones institucionales. Formas de la política.
En el devenir de esta Argentina libertaria, donde vivimos el eterno presente y donde los hechos de hace unos pocos días atrás parecen olvidarse irremediablemente, hay buenas noticias y de las otras para el oficialismo provincial. Mientras el gobernador celebra la baja de las retenciones anunciadas en la Sociedad Rural de Palermo, parece omitir dos cuestiones. La primera es preguntarse porqué y para qué se eliminó la rebaja impositiva que estaba vigente hasta hace cuatro semanas. ¿Improvisación?, ¿Falta de dólares? La segunda refiere a saber en qué momento se comenzará a levantar la voz sobre aquellos sectores de la industria santafesina que el modelo Milei – Caputo condiciona cada más fuertemente. Dudas trepidantes.
Pero también hay de las otras noticias. El buen diálogo es de tal magnitud entre las autoridades nacionales y las provinciales, que el papelón producido con el no inicio de la obra de reforma de la pista del Aeropuerto Islas Malvinas de Rosario, trató de diluirse naturalizando el hecho de que el Gobierno federal se corría de una inversión de unos $20.000 millones y que, alegremente, los santafesinos deberemos aportar (¿Cuantas escuelas, por ejemplo, podrían construirse con ese dinero?).
Sin dar nuevas fechas ni plazos, el funcionariado y la concentrada prensa local parecieron omitir los enojos de antaño, esos que denunciaban el abandono y la estigmatización de Rosario. Nada nuevo bajo el sol si vemos lo que sucede con el Monumento a la Bandera y con la eliminación de los subsidios al transporte. Cosas que se nos pasan mientras discutimos la autonomía de Rosario que, seguramente, resolverá todos nuestros problemas.
Motosierra política en mano y motosierra presupuestaria en otra, el dúo Milei – Milei pareció sincronizar con unos pocos movimientos parte de su legitimidad política: a los chicos que juegan a las redes, que fungen de violentos y que se veían como el brazo armado digital violeta, los mandó a la cola, con la expectativa de alguna oferta para las elecciones de octubre. Y a los rosarinos, nos dijo que no cuenten con ellos para una mejora sustancial en el desarrollo aeroportuario de la región. Por ahora y en ambos casos, el cielo puede esperar.
(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez