El presidente del banco, Gotti Tedeschi, fue interrogado el miércoles por la fiscalía romana tras el descubrimiento de documentos secretos durante un allanamiento. La causa se abrió por el movimiento sospechoso de 23 millones de euros.
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Como hace 30 años, el Instituto para las Obras de Religión (IOR), conocido popularmente como Banco Vaticano, está siendo investigado por la Justicia italiana por presunto lavado de dinero de dudoso origen. Su presidente hasta hace pocos días, Ettore Gotti Tedeschi, teme terminar como hace 30 años lo hizo Roberto Calvi, entonces presidente del Banco Ambrosiano muy ligado al IOR, que terminó colgado del puente de los Frailes Negros sobre el río Támesis, en plena Londres.
“Si me matan, aquí está la explicación de mi muerte”, escribió al principio de un memorial que Gotti Tedeschi preparó con una serie de documentos supersecretos del IOR. Algunas copias del memorial habrían sido entregadas por Gotti Tedeschi a sus amigos más íntimos, mientras otra fue encontrada por los carabineros cuando el miércoles allanaron la casa del ex dirigente bancario en Piacenza (norte de Italia) y sus oficinas en Milán. En realidad, los investigadores buscaban pruebas de otros hechos relativos a la empresa italiana Finmeccanica –fábrica estatal de aviones y helicópteros entre otros–, con la que Gotti Tedeschi tuvo relación en algún momento, por una supuesta coima de 10 millones de euros pagada por el gobierno de la India.
Pero de eso nada encontraron y quedaron más que sorprendidos por el descubrimiento sobre el IOR. Dentro del memorial había también un capítulo dedicado enteramente a los “enemigos internos”, es decir aquellos que entre septiembre de 2009 y mayo de 2012 hicieron todo lo posible para que abandonara su cargo. Se sabe que Gotti Tedeschi, hombre cercano a la organización católica conservadora Opus Dei, tenía muy buenas relaciones con el Pontífice y al parecer se han encontrado varias cartas que dan cuenta de ello. Colaboró con Benedicto XVI, se sabe, en la redacción de la encíclica Caritas in Veritate (la caridad en la verdad). Por eso cuando hace unos diez días fue obligado a abandonar su cargo, dijo que no haría declaraciones para no provocar un mayor dolor a Benedicto XVI.
Gotti Tedeschi fue interrogado el miércoles durante tres horas y media por los fiscales de Nápoles que investigan sobre el caso Finmeccanica y al día siguiente por los de Roma, que tienen a cargo la investigación sobre el IOR. El hombre al parecer quedó impresionado por la cantidad de cosas que sabían los investigadores, en parte gracias a interceptaciones telefónicas y ambientales. Tal vez gracias a esas escuchas es que los investigadores llegaron a saber que Gotti Tedeschi nunca perdió la estima del papa Benedicto XVI, que lo nombró al frente del IOR en 2009, pero que dentro del Vaticano se fiaba de poquísimas personas. Según el diario Il Fatto Quotidiano, uno de los periódicos mejor informados de Italia, Gotti Tedeschi era contrario a la posición de algunos cardenales que se oponían a la transparencia en el manejo del IOR. “Si seguimos la línea del cardenal (Tarcisio) Bertone (número dos del Vaticano en tanto secretario de Estado) no saldremos nunca de la black list”, le habría dicho Gotti Tedeschi a Don George Ganswein, secretario privado del pontífice, según el diario.
En el memorial, además de presentar documentación sobre varias operaciones, aparecen anotaciones con nombres de altos prelados del Vaticano y de políticos italianos.
En realidad, el IOR y Gotti Tedeschi están siendo investigados por la fiscalía de Roma desde 2010, a causa del movimiento sospechoso de 23 millones de euros, secuestrados por las autoridades italianas en un principio y luego restituidos al IOR. Se habló, por ejemplo, entre otros temas, de varios cientos de miles de euros depositados por un exponente de la mafia en la cuenta que su hermana monja tenía en el IOR, donde sólo pueden tener cuentas corrientes los miembros de la Iglesia.
En 1982 el IOR, que entonces estaba conducido por monseñor Paul Marcinkus, originario de Chicago, fue acusado de lavar dinero de la mafia en coordinación con el Banco Ambrosiano, poderosa entidad financiera de Milán fusionada con el Banco Católico Veneto. Se descubrió que el Ambrosiano usaba el IOR para sacar ilegalmente dinero al exterior y enviarlo a paraísos financieros. El Ambrosiano quebró y arrastró en la desgracia al IOR. El papa de entonces, Juan Pablo II, dijo que, si era necesario, la Santa Sede vendería sus obras de arte para pagar sus deudas. Sin embargo, las deudas habrían sido cubiertas, según algunas versiones, por financistas y bancos del Opus Dei que así obtuvieron para su organización el grado de Prelatura, es decir, de “diócesis sin territorio”, concedida por el pontífice algunos años después.