Estados Unidos y Qatar han firmado un acuerdo para la venta al emirato de varios aviones de combate F-15 por un valor de 12.000 millones de dólares (10.700 millones de euros), según ha informado este jueves el Pentágono. A pesar de las señales enviadas por el presidente Donald Trump desde que Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos rompieran relaciones diplomáticas con Qatar hace diez días, el compromiso indica que Washington no ha abandonado a este país que alberga su mayor base militar en Oriente Próximo.
“La venta de 12.000 millones de dólares va a proporcionar a Qatar tecnología punta y a aumentar la cooperación en materia de seguridad entre Estados Unidos y Qatar”, afirma el comunicado difundido por el Pentágono y del que se han hecho eco las agencias de noticias. El texto no da detalles sobre el número de aviones considerados, pero Bloomberg asegura que son 36 F-15, el caza más avanzado que EE UU vende en Oriente Próximo (con excepción de Israel) y el mismo que ha facilitado a Arabia Saudí.
En realidad no se trata de una operación nueva. El Congreso de EE UU ya aprobó el año pasado la venta a Qatar de hasta 72 de esos aparatos, un proyecto que entonces se valoró en 21.000 millones de dólares. Pero el hecho de que el contrato se haya finalizado ahora adquiere otro significado a la vista del intento de aislamiento del que el emirato está siendo objeto por parte de sus vecinos. Además de romper relaciones, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos (EAU), secundados por Bahréin y Egipto, han cortado también las conexiones aéreas, marítimas y terrestres con Doha, a quien acusan de apoyar a grupos terroristas y a Irán. Ahora el anuncio de la venta contrasta con el apoyo que Trump ha hecho esa estrategia.
“Las declaraciones de Trump han sido inusuales, constituyen una excepción en la línea habitual de EE UU al respecto”, explica Michael Stephens, director de la oficina en Qatar del Royal United Services Institute, un think tankbritánico especializado en temas de Defensa y Seguridad. En su opinión, “EE UU está intentando equilibrar entre las dos partes en la crisis del Golfo” porque, asegura, al igual que el Reino Unido, “quiere mantener relaciones con los seis países miembros del CCG [Consejo de Cooperación del Golfo], no con uno sobre otro”.
El interés de Washington
Clave para los intereses de Washington en la región es la gran base aérea de Al Udeid, en el desierto de Qatar. Allí radica el cuartel general regional del CENTCOM, el mando central del Ejército estadounidense, desde donde se dirigen las operaciones contra el Estado Islámico (ISIS). De sus pistas despegan a diario los aviones que bombardean a ese grupo y otros similares en Irak y Siria, o en Afganistán como sucediera con la “madre de todas las bombas” el pasado abril.
A apenas 35 kilómetros al suroeste de Doha, Al Udeid no es técnicamente una base estadounidense, sino una instalación catarí de utilización conjunta. No obstante, desde que en 2003 se trasladara el CENTCOM desde la base saudí Príncipe Sultán (a raíz de la negativa de Riad a permitir su uso para la invasión de Irak y los crecientes atentados antiestadounidenses en el Reino del Desierto), se ha convertido en el principal centro de operaciones de EE UU en Oriente Próximo, con cerca de 11.000 soldados desplegados (casi tantos como todo el Ejército catarí) y un centenar de aviones. Con la ventaja añadida de que Qatar no sólo no cobra alquiler, sino que ha contribuido a la mejora de las infraestructuras, incluida la segunda pista que se construyó a partir de 2008.
Desde finales de los años noventa del siglo pasado, cuando el jeque Hamad, padre del actual emir, ofreció a EE UU las entonces modestas instalaciones de Al Udeid, la base ha sido para Qatar una póliza de seguros frente a sus dos grandes vecinos, Irán y Arabia Saudí.
“Es crucial para entender el sentido de soberanía de Qatar, su posición en el CCG y su actitud hacia Arabia Saudí”, explica Stephens. “Ha permitido su aventurismo diplomático sin miedo a las represalias”, añade.
De ahí el motivo por el que el pequeño Qatar es tan importante en la región. De ahí, también las declaraciones del embajador de EAU en Washington, Yusef al Otaiba, sugiriendo que EE UU debería trasladar la base fuera de Qatar.
“No va a suceder”, desestima Stephens. “El CENTCOM ha invertido cientos de millones en ella. Incluso cuando se resuelva la crisis es probable que Qatar pida un mayor compromiso por parte de EE UU”, concluye.
FUENTE: DW
RELEVAMIENTO Y EDICIÓN: Agustín Aloni