Representantes de 35 países, entre ellos la Argentina con una comitiva liderada por el ministro de Ambiente, Sergio Bergman, llegarán a la capital alemana para participar de la octava edición del evento, en el que se tratará de acordar qué medidas son necesarias para poner en marcha -o acelerar en otros casos- los compromisos de la COP 23 de París. La cita es también un modo de ir revelando posiciones, de ir semblanteando los temas centrales de la COP 24 que se celebrará en Bonn.
El objetivo final está claro: consolidar las medidas para mitigar y atenuar los impactos del calentamiento global, y limitar el aumento de la temperatura por debajo al menos de los 2° tomando como parámetro los niveles preindustriales.
Se espera como de costumbre la presencia de la canciller Angela Merkel y, como es habitual también, el anfitrión preside el evento junto al país que tendrá a cargo la presidencia en la próxima Conferencia de las Partes (COP), en este caso Fiji.
Finalmente, Estados Unidos dirá presente con una delegación, en lo que constituye un dato llamativo si se tienen en cuenta las decisiones que tomó el presidente Donald Trump desde que asumió en la Casa Blanca: recortes en la Agencia de Protección Ambiental y desmantelamiento de programas de sustentabilidad iniciados por Barack Obama, junto al halo de suspenso puesto alrededor de la esperada baja de las emisiones contaminantes de la potencia norteamericana.
Las especulaciones son diversas: falta de un rumbo fijo, quizás un acting diplomático para no recalentar otro foco de conflicto global, o por qué no un gesto para llegar con viento de cola a la reunión que el republicano mantendrá dentro de días con el papa Francisco, quien con su encíclica Laudato Si tomó como bandera la lucha contra el cambio climático.
Lo cierto es que es un ingrediente extra al Diálogo del Clima de Petersberg, que toma su nombre de la pequeña ciudad donde se celebró por primera vez, y que pese a su carácter informal atesora ya momentos importantes en la ruta del cambio climático.
Fue en esta sede donde Merkel anunció que su país aportaría 750 millones de euros para el Fondo Verde, destinado a países en vías de desarrollo. También en esta cita se produjo el vital y sostenido reclamo de Alemania y Francia sobre la necesidad de llegar a un acuerdo en París, que finalmente rindió sus frutos con la esperada firma del acuerdo en el encuentro del año pasado. La expectativa, una vez más, se renueva y en Berlín todos esperan que comience a escribirse otra página trascendente en la lucha contra el cambio climático.
FUENTE: Ámbito
RELEVAMIENTO Y EDICIÓN: Camila Abbondanzieri