Pese a que las elecciones terminaron hace 48 horas, la violencia que marcó la campaña siguió intacta, sobre todo en el sureste del país, de mayoría kurda, donde al menos tres personas murieron hoy en tiroteos entre sectores nacionalistas e islamistas kurdos, informaron medios locales.
Aparentemente ajeno a lo que sucede en esa parte del país, Erdogan se reunió hoy a solas con su primer ministro, Ahmet Davutoglu, y, pese a aceptar su renuncia, le pidió a que se mantenga en el cargo hasta que se forme uno nuevo, según informó el diario local Hurriyet.
El mandatario está esperando que se oficialicen los resultados de las elecciones del domingo y la consecuente distribución de escaños en el Parlamento antes de darle al premier la orden de comenzar las negociaciones para buscar un aliado minoritario que le permita al oficialismo seguir en el poder cuatro años más.
El oficialista e islamista Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, por sus siglas en turco) quedó cerca del 41% de los votos el domingo pasado, por lo que obtendrá 258 escaños en el Parlamento, 18 menos que los necesarios para gobernar solo, como lo hacía desde 2002. Eso lo deja sólo con dos opciones.
Formar una coalición con uno de los tres partidos opositores que ingresarán en el próximo Parlamento o anunciar un gobierno en minoría, una posibilidad que, pese a ser legal, dará a luz a un gobierno extremadamente débil, especialmente en el actual escenario nacional de polarización política.
iLos tres partidos de la oposición que podrían aportarle los 18 escaños que necesita son el socialdemócrata Partido Republicano del Pueblo (CHP, por sus siglas en turco), la primera fuerza con 132 bancas, el conservador Partido del Movimiento Nacionalista (MHP, por sus siglas en turco), con sus 80, y el prokurdo y progresista Partido Democrático Popular (HDP, según sus siglas en turco), con otros 80 escaños.
Mientras el primero y el último han declarado que bajo ninguna circunstancia formarán parte de un gobierno liderado por el AKP, el ultranacionalista MHP simplemente informó que aún es muy pronto para pronunciarse.
Sin embargo, el diario local Cumhuriyet publicó hoy que dirigentes del MHP ya comenzaron a discutir la posibilidad de aliarse con el oficialismo y formar parte del próximo gobierno, según la agencia de noticias EFE.
El partido opositor, siempre según el medio turco, tendría dos condiciones programáticas: poner fin al proceso de paz con la guerrilla kurda del Partido de los Trabajadores del Kurdistán y juzgar a todos los sospechosos de corrupción dentro del gobierno y el oficialismo.
Este último gobierno del AKP y el actual mandato del presidente Erdogan se caracterizaron por un creciente malestar y multitudinarias movilizaciones -que fueron reprimidas con extrema dureza- en la plaza Taksim de Estambul y en otros puntos de Turquía. También estuvieron marcados por una continua política de tinte neoliberal.
Estas dos características aceitaron el acercamiento entre importantes grupos de la izquierda laica y urbana y el HDP, un partido nacido en el corazón del movimiento nacionalista kurdo, en el alejado sureste del país. A ambos los unió la represión y el aislamiento político impuesto por el gobierno nacionalista durante la última década.
Este rechazo también los acercó, aunque coyunturalmente, al socialdemócrata CHP, el tradicional partido laico de Turquía y heredero del nacionalismo democrático y popular de Mustafá Kemal Ataturk, liquidador del Imperio Otomano.
El número dos del CHP, Sezgin Tanrikulu, se mostró hoy confiado de que el primer ministro Davutoglu no podrá encontrar un aliado y, en consecuencia, como dicta la Constitución, el encargo para formar gobierno recaerá en el segundo partido más votado, el suyo.
"Turquía no se quedará sin gobierno; se formará gobierno en todo caso. Haremos lo posible para que sea así", prometió hoy ante los medios el vicepresidente del CHP.
Sin embargo, para lograrlo la fuerza de centro debería lograr lo impensable y unir en una misma coalición a los ultraconservadores nacionalistas turcos del MHP con los pro kurdos y los progresistas del HDP.
Estas difíciles negociaciones se podrían complicar aún si la violencia no cede en el sureste del país, cuna y bastión del HDP.
Hoy tres personas murieron en dos tiroteos en Diyarbakir, la capital regional, en otro ejemplo de la ola de violencia que dejó una de las campañas electorales más virulentas de los últimos años.
Primero Aytaç Baran, un miembro del partido islamista kurdo, Hüda Par, fue acribillado en plena calle y, poco después, otro grupo de hombres armados tiroteó el edificio de una asociación vinculada a los nacionalistas kurdos y al HDP, y mató a dos personas que estaban en un café aledaño.
EL HDP, como hizo después de cada uno de los numerosos atentados en su contra durante la campaña, llamó públicamente a la calma, mientras la guerrilla kurda, conocida como el PKK, negó cualquier vinculación con los tiroteos, según el diario español El País.
Durante la campaña, Erdogan y el gobierno nacional exacerbaron la división entre los kurdos nacionalistas y los islamistas en beneficio propio.
Una de las principales improntas de los sucesivos gobiernos del AKP, una fuerza islamista moderada, es que han sido los primeros en "reconciliar" el Estado turco con el islam, algo inédito para un país que se fundó y se desarrolló después de la Primera Guerra Mundial bajo el principio incuestionable de un Estado laico, luego de haber sido una teocracia musulmana.
Erdogan consiguió ganar los votos de muchos islamistas kurdos en Diyarbakir, pero la alianza del HDP con la izquierda turca le garantizó duplicar su banca en el Parlamento y robarle al gobierno su mayoría absoluta.
Fuente: Télam