No cabía ninguna duda sobre el visto bueno del Bundestag, a pesar de la línea dura adoptada por Berlín en sus negociaciones con Atenas.
Los partidos de la coalición -conservadores de la canciller Angela Merkel y socialdemócratas- disponen del 80% de los 631 escaños de la cámara baja, y la oposición -Verdes e izquierda radical- también apoyaba el texto.
Tras el voto, el primer ministro griego Alexis Tsipras prometió "empezar a trabajar duro" para implementar reformas vitales en el país.
"El parlamento alemán dio a Europa un voto de confianza hoy" dijo Tsipras a la emisora televisiva Euronews. "Europa ha reconocido ahora que Grecia abrió un nuevo capítulo. Empezamos a trabajar duro, para cambiar a Grecia dentro de una Europa que está cambiando de rumbo", aseguró.
Antes de la votación, el ministro de Finanzas, Wolfgang Schaeuble, había lanzado un alegato a favor de Europa, exhortando a los parlamentarios a aprobar el texto, si bien, afirmó, no era "una decisión sencilla".
Los diputados decidieron prolongar cuatro meses el programa de ayudas que elaboraron los acreedores internacionales de Atenas en 2012.
Schaeuble intentó tranquilizar a la opinión pública, insistiendo en el hecho de que no se trata de conceder "miles de millones a Grecia" o de modificar los términos del anterior contrato con el país.
"El parlamento alemán dio a Europa un voto de confianza hoy" dijo Tsipras a la emisora televisiva Euronews. "Europa ha reconocido ahora que Grecia abrió un nuevo capítulo. Empezamos a trabajar duro, para cambiar a Grecia dentro de una Europa que está cambiando de rumbo", aseguró.
"Se trata, ante todo, de conceder un plazo a Grecia para poder cerrar con éxito el programa" de ayudas de 2012, que preveía un préstamo de 140.000 millones de euros al país mediterráneo, recordó.
El acuerdo de extensión del préstamo fue alcanzado el martes al cabo de un intenso pulso entre Berlín y Atenas, en el que ambos endurecieron el tono, sobre todo, Schaeuble y su homólogo griego, Yanis Varoufakis.
Este viernes, Schaeuble volvió a criticar al gobierno griego, asegurando que la solidaridad entre países europeos no significa "que uno pueda chantajear al otro", y pidió a Atenas que siga "las medidas (de rigor) necesarias".
Por su parte, Estados Unidos pidió a Atenas precisiones sobre las reformas previstas y sus proyectos en materia de privatizaciones, indicó este viernes la embajada estadounidense en Grecia, tras la visita oficial al país europeo de Amanda Sloat, quien está a cargo de Grecia y Turquía en el departamento de Estado norteamericano.
Sloat se entrevistó con varios responsables del gobierno griego formado tras las elecciones del 25 de enero y juzgó necesario que "Grecia brinde detalles sobres sus propuestas de reformas", según el comunicado de la embajada.
Varoufakis declaró, también este viernes, que había presentado un programa de reformas deliberadamente impreciso para conseguir el visto bueno de los parlamentos de la eurozona.
Atenas tuvo que entregar, a principios de semana, una lista de reformas, a cambio de recibir 7.200 millones de euros del programa de ayudas, que aún estaban pendientes de cobro.
Grecia necesita ese apoyo financiero para mantener su economía a flote, tras años de medidas de austeridad. Su PIB volvió a contraerse en un 0,4% en el cuarto trimestre de 2014 respecto al anterior, anunció este viernes la oficina griega de estadísticas.
El documento elaborado por Atenas no contiene plazos ni compromisos cifrados, pero es una decisión deliberada, explicó Varoufakis en el canal de televisión Antenna TV, hablando de "una imprecisión productiva".
El ministro explicó que varios de sus homólogos europeos le pidieron que no diera cifras para no impedir la aprobación de sus parlamentos.
El gobierno griego anunció, además, este viernes un proyecto de ley para reabrir la televisión pública ERT, cuyo cierre fulminante en 2013 por parte del precedente gobierno conservador causó gran sorpresa dentro y fuera del país.
Desde 2010, los alemanes siempre relacionaron las ayudas a Grecia con estrictas condiciones, insistiendo en que el país había provocado sus propios males, al favorecer la corrupción y el clientelismo.
También Portugal y España, con gobiernos conservadores, se sumaron al coro de críticas contra el gobierno griego y exigieron que cumpla a rajatabla sus compromisos, en parte porque temen que un posible éxito de Tsipras le dé alas a la izquierda en ambos países.
FUENTE: Ámbito