Luego de otra jornada de enfrentamientos entre la policía y manifestantes, el gobernador de Missouri, Jay Nixon, ordenó ayer el despliegue de la Guardia Nacional para restablecer el orden en Ferguson. La violencia se ha tomado las calles desde que el 9 de agosto pasado un policía blanco mató a tiros a Michael Brown, un joven negro de 18 años que estaba desarmado, lo que ha puesto de manifiesto la discriminación racial latente en esa ciudad de 21 mil habitantes.
El Presidente Barack Obama llamó ayer a la mesura en Ferguson e insistió que el uso de la Guardia Nacional debería ser “limitado”.
Según datos de la autopsia privada divulgados ayer por el diario The New York Times, Brown recibió al menos seis balazos, dos ellos en la cabeza. Una bala ingresó por la parte superior del cráneo, lo que da a entender que el joven estaba inclinado cuando esta ingresó. Todas las balas fueron disparadas de frente, agregó el informe del ex médico forense de la ciudad de Nueva York Michael Baden.
“En momentos en que conmemoramos este aniversario, nos volvemos a comprometer en la larga lucha para erradicar la intolerancia y el racismo en todas sus formas”, dijo en un discurso Obama.
Las versiones de la policía y de varios testigos difieren radicalmente. Según la policía, Brown murió tras reaccionar de forma agresiva y resistirse a su arresto. Pero Dorian Johnson, quien acompañaba al joven cuando fue baleado, aseguró que este fue abatido por el agente policial cuando su amigo tenía las manos en alto.
Lo ocurrido con Brown ha recordado otros casos similares en Estados Unidos y ocurre poco más de dos meses después de que el Presidente Obama conmemorara los 60 años del fin de la segregación racial, en el país. “En momentos en que conmemoramos este aniversario, nos volvemos a comprometer en la larga lucha para erradicar la intolerancia y el racismo en todas sus formas”, dijo en un discurso de mayo pasado. Sin embargo, pese a que Obama se identificó el año pasado con el joven negro Trayvon Martin, asesinado en Florida, muchas localidades luchan para superar las diferencias socioeconómicas entre negros y blancos.
Eso es lo que ocurre en Ferguson, ya que según los datos de la Oficina del Censo, la demografía de la localidad ha ido variando rápidamente. Por ejemplo, en 1990, el 74% de la población era blanca y el 25% era negra. Diez años después, los blancos eran 45% de los habitantes y los negros representaban al 52%. Y en 2010, la situación se había invertido, porque los negros eran el 67% y los blancos el 29%.
De acuerdo con un artículo del diario The New York Times, casi un cuarto de los ingresos de Ferguson provienen de las cortes de justicia. “La dependencia de los municipios (del condado de St. Louis, al que pertenece Ferguson) del ingreso generado por las multas de tránsito agrega presión para impartir muchas”, sostuvo una columna del diario. Esto ha llevado a que el control policial de los autos manejados por negros, así como los arrestos y las citaciones que afectan a los negros, exceden su proporción demográfica. Por ejemplo, cifras de la fiscalía de Missouri, señalan que en 2013 en Ferguson, el 86% de los controles de tránsito, el 93% de los arrestos, el 92% de las inspecciones fueron dirigidas hacia gente negra.
“La violencia es el efecto, no la causa de la concentración de la pobreza de gente que no encuentra una salida para encauzar su rabia de tener que vivir una existencia que es paralela al sueño americano”, escribió la columnista Brittney Cooper en el sitio web Salon..
A eso hay que sumar que los negros se concentran principalmente en los suburbios de la ciudad por lo que, argumenta el diario, se ha alejado de los círculos de poder. Así pese a ser una mayoría, el alcalde es blanco, en el consejo escolar de seis miembros son blancos y solo hay un latino. Solo el 6% de los agentes de policía son negros.
En materia laboral la ciudad también enfrenta problemas. Según un artículo elaborado por el centro de estudios The Brookings Institution, la tasa de desempleo pasó de menos de 5% en 2000 a más de 13% entre 2010-2012. Aquellos que tenían trabajo, los ingresos cayeron un tercio en ese último período, y el número de hogares que usó la ayuda social para arriendos del gobierno federal subió de 300 en 2.000 a más de 800 a fines de esa década.
Así, la pobreza se duplicó en Ferguson entre 2000 y 2010-2012. “La violencia es el efecto, no la causa de la concentración de la pobreza de gente que no encuentra una salida para encauzar su rabia de tener que vivir una existencia que es paralela al sueño americano”, escribió la columnista Brittney Cooper en el sitio web Salon.
FUENTE: La Tercera