Al final, la sangre no ha llegado al río. A pesar de la escalada de tensión del pasado verano y del incendiario discurso del ministro principal del Peñón, Fabian Picardo, el pasado 9 de octubre en Naciones Unidas, España y Reino Unido han pactado una “decisión de consenso” sobre Gibraltar en la IVª Comisión (Descolonización) de la ONU.
La declaración —que fue adoptada el pasado día 28 sin votarse y será elevada a la Asamblea General— es “muy buena”, según fuentes diplomáticas españolas, pues incluye “sustanciales mejoras” sobre los textos pactados en los últimos años. Así, reconoce la vigencia de la Declaración de Bruselas de 1984 (por la que Madrid y Londres se comprometieron a negociar la soberanía del Peñón), al igual que las resoluciones de la Asamblea General de la ONU que establecieron en su día la preeminencia de la integridad territorial de España sobre el derecho de autodeterminación de los llanitos.
Ya en la declaración del año pasado se instaba a España y Reino Unido a llegar a una “solución definitiva” del contencioso, “escuchando los intereses y las aspiraciones de Gibraltar”. La novedad es que a esta última frase se le ha añadido una coletilla: siempre “que sean legítimas conforme al derecho internacional”. Es decir, Madrid y Londres deben tener en cuenta las aspiraciones de los gibraltareños, pero no en todos los casos, sino solo cuando “sean legítimas”. Para la diplomacia española, el derecho de autodeterminación no es una aspiración legítima de los llanitos, pues no está respaldada por las resoluciones de la ONU.
El texto consensuado “toma nota” de la voluntad británica de mantener el Foro Tripartito (en el que se sentaban representantes de Londres, Madrid y el Peñón); pero también da cuenta de la posición española de que “este foro ya no existe y debe ser sustituido por un nuevo mecanismo de cooperación local en el que estén representados los habitantes” de Gibraltar y también de la comarca circundante.
La declaración (...) reconoce la vigencia de la Declaración de Bruselas de 1984 (por la que Madrid y Londres se comprometieron a negociar la soberanía del Peñón), al igual que las resoluciones de la Asamblea General de la ONU que establecieron en su día la preeminencia de la integridad territorial de España sobre el derecho de autodeterminación de los llanitos
La ONU respalda, de hecho, la creación de un nuevo marco al destacar los “esfuerzos” de Madrid y Londres para “participar en un tipo de diálogo flexible y receptivo entre todas las partes relevantes y pertinentes sobre una base informal ad hoc para encontrar soluciones comunes y avanzar en cuestiones de interés mutuo”. El ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, aludió este lunes crípticamente a la decisión de la ONU al declarar que “ya han llegado” buenas noticias sobre el Peñón.
El pacto entre Madrid y Londres ha coincidido con la aprobación por el Parlamento de la colonia, el pasado 29 de octubre, de una reforma legal que deja en manos del ministro de Medioambiente gibraltareño la posibilidad de aprobar excepciones a la prohibición general de las artes de pesca utilizadas por la flota gaditana, lo que abre una vía para resolver el conflicto pesquero y constituye un “paso positivo”, según fuentes españolas.
El acercamiento no evita, sin embargo, que se sigan produciendo roces. Londres ha presentado una protesta diplomática por el incidente que se produjo el pasado 30 de octubre entre una embarcación de la Policía del Peñón y otra de la Guardia Civil en aguas en disputa. Y España ha sido el único socio de la UE que ha votado en contra del proyecto Eurosur —una iniciativa para combatir la inmigración ilegal en el Mediterráneo tras la catástrofe de Lampedusa—, por su negativa a compartir información de fronteras con el Reino Unido.
FUENTE: El País